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Nuevas actividades del Misionero en Centro· América 287 :neral Don Vicente Cerna, Corregidor de aquel departa– Jilento. •En efecto, el día trece salimos; y el dieciseis a las nue– ?e de la mañana entró la Divina Pastora en la ciudad y ca– }>ecera de aquel departamento.. En medio de cánticos, re– piques y un inmenso y devoto gentío, entró en aquella espa– ciosa iglesia en la que había de recoger tantas almas y obrar tantos prodigios. ,Como tres años hacía que los Padres Jesuítas de Gua– temala habían hecho misión en esta ciudad y habían tenido algunas oposiciones de parte de lo3 impíos, hasta ponerles pasquines infamatorios, sacados de el «Judío Errante» y otro3 escritos diabólicos contra tan sabio3 y virtuosos Padres, no dejábamos de tener algún recelo de emprender los dos solos 1111a tan vasta y ardua empresa. Pero confiados in eo qui nos conforta!, dimos principio el mismo día a la santa mi– sión y anunciamos que al otro día comenzaría la novena de la Divina Pastora. En efecto, sea movidos de la novedad, sea llevados de un impulso de la gracia; comenzó a llenarse desde un principio la iglesia, de modo que a los pocos días mucha gente tenía que quedarse fuera. No solo concurrían de todas sus aldeas. que son muchas y pobladas, sino de las parroquias vecinas, como son: Chimalapa, Zacapa, Ja– cotán, Quesaltepeque, Gilotepeque y hasta Esquipulas, que hay catorce leguas. »Anunciamos el día de la Bs·ndición Papal. creyendo que para aquel día podríamos. acabar con las confesiones; pero se presentaron el señor Cura y la municipalidad de indígenas pidiendo que la misión se alargase ocho días más, porque entonces empezaban a bajar muchos del monte. Ac– cedimos a tan justa petición, mas a los ocho días se pre– sentaron todas las señoras e Hijas de María eón el señor Cura, el alcalde ladino y demás personas visibles de la Ciu– dad, rogándonos nos detuviéramos unos días más para acabar de limpiar la población, a lo que accedimos también. »Por aquí se inferirá que nuestra misión fué muy bi9n recibida.. podemos afirmar· sin temor a equivocarnos, qu9 Bi. en algún lugar ha triunfado .]a gracia contra todos los poderes del infierno, ha sido en Chiquimula. Personas adul– tas que jamás se habían confesado, personas envejecidas en el concubinato, buscaron como único remedio la confesión lr legitimar su unión. Familias que por largo tiempo vivían

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