BCCAP000000000000130ELEC

El Misionero en Centro-América De mi despedida llegó ya la hora pero haced me quede en vuestra memoria Mirad no olvideis las gracias preciosas que habeis recibido de vuestra Pastora. Quedaos en gracia y obrad como importa para que las almas no pierdan la gloria. 283 Estos, en cambio, cantaban las clásicas letras de los Misioneros Capuchinos: <A Misión os llama.. » tan conoci, das en todas partes. El camino que ·recorrían lo3 misioneros encontrábanlo cubierto de hojas o ramas de pino y flores. Y en llegando al pueblo, pasaban por una serie de arcos engalanados con cintas, fajas y prendas de vestir de diversos colores. No se concretaban a demostraciones externas de sen– timentalismo. Los frutos espirituales eran positivos. En va– . rios pueblos ocurrió lo que en Tecpám. Al terminarse el sermón, comenzaron muchos de los oyentes a confesar sus pecados y "trampas en voz alta, exclamando que no querían salir del templo sin la absolución. Hubo pueblo en que los sollazos de la muchedumbre no permitían al Padre Adoain continua.r su sermón. Pero los llantos no eran de personas piadosas, sino de hombres que duranie varios años se habían resistido a confesarse y que al anunciar la misión del Padre Adoain, habíanse manifestado contrarios a la venida del mi– sionero y aun habían trabajado para que no llegara. En algunos pueblos desapcueció el vicio de la embria– guez. En San.saria por ejemplo, las fiestas de Navidad so– lían ser un escándalo enorme. Afluía gente de varias aldeas Y hacían consistir la fiesta en borracheras y otros excesos, consumiendo una cantidad fabulosa de aguardiente. Pues bien, como fruto de la misión, que había terminado el die– ciocho de Diciembre, cesó aquella repugnante costumbre. La dueña del establecimiento de bebidas declaró que no había vendido más que dÓs botellas. No existía en 1~ villa 0 1ro establecimiento de esa clase.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz