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280 El Padre Esteban de Adoain ------------------------------------------------- Que haya habido sangre y muerte, como dice el anónimo no ha llegado a mis oidos. La misma norma que llevamo~ en Santa Ana, la hemos observado en todo lugar; los Pét. rrocos son ios que hacen las informaciones, los casan y co. rren con sus derechos. Que nosotros invqdimos los derechos ·parroquiales es una pura falsedad; y si . no, que lo digan ·ellos mismos. ·»Sin duda que los autores de los anónimos esperan que por sus heróicos servicios S. E. los hará sus Ministros. »Para consolidarse un Gobierno no hay mejor remedio que el de la Religión y este no se consigue sino predicando e instruyendo a los pueblos. Mientras que Napoleón iba con la Iglesia progresaba en su fuerza moral y mc;¡terial. Mas ahora que se ha separado algún tanto, S. E. habrá visto en los periódicos cómo se halla sin reputación. No deje S. E. ·por respetos humanos, de llamar las misiones y le aseguro a S. E. que por este medio puede hacer feliz al pueblo salva– doreño durante su administración y dejar lecciones sólidas para el porvenir. Lejos de estar sentido, escribo esta a S. E. _como verdadero amigo para que vean lo que son los mi– sioneros. »Con este motivo me suscribo s. s. s. q. b. l. m. de S. E. Fr. Esteban de Adoain». (!) Abandonados los cuatro misioneros en la frontera de Gua temala ¿a dónde dirigieron sus pasos? Dice el Cronicón: «Si unos pocos desafectos salvadoreños sacaron a nuestros misioneros entre bayonetas: los guatemaltecos los recibieron en triunfo, y si aquellos los sacaron en el· silencio de la noche temiendo al pueblo, éstos en medio del día les reci· bieron con acompaframiento de las autoridades, con flores. eón repique festivo de campanas, cantando gloriosos ·him· nos a la Divina Pastora». (Página 93). Así fueron recibidos no solo en la aldea de Chingo, co· mo ya se consignó arriba y en Yupiltepeque, sino también en Juatiapa. «El día dos de Enero salimos para Jutiapa, escribe el Padre Esteban. Esta población salió en masa a recibirnos. siendo los primeros el señor Cura Don Sebastián Valdés. el Corregidor (o Gobernador)" señor Navas, General del ejérci· to, con tcd03 los señores de la población. ' (1) Cuaderno III, p. 3.

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