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260 El Padre Esteban de Adoain - mos de repetir. la historia de otras m1s10nes, gloriosísima para nuestro humilde Padre Adoain, que ·cuanto más bus. cado y más apreciado .era, menos importancia se daba a sí mismo. Mas no dejaremos de consignar alguna particularidad especial ocurrida en varios pueblos. En la _ciudad de Escuintla coincidió la .misión con va. rios días de ferias, afluyendo inmenso gentío de otros pue– blos y hasta de ciudades muy lejanas. ---M.alos días le esperan a usted, · Padre Adoain- de– cíanle en Palin y se lo repitieron mientras caminaba a pie descalzo. - ¡Veremos! ¡Veremos! ¡No hay que desconfiar! - Es que las ferias no son ferias, sino ocho días de vicios, de juego, de borracheras, en que el demonio de la lujuria anda suelto a todo su placer. -'-Pero ¿podrá el demonio más que mi Pastorcita? Llegó a la ciuda d el día veintinueve de Noviembre. Las feria s debían comenzar el día ocho de Diciembre, fiesta de la Purísima. Pues bien, el e¡cperto misionero anunció para a quel día una procesión de penitencia, tal como él solía organizarla, lleva ndo pesadas cruces ·o gruesos leños y ca– minando a pie descalzo. Hízose la •procesión. Y las ferias no comenzaron el día ocho, ni ningún otro día. Los feriantes se convirtieron en penitentes. - ¿No dije yo que mi Pastora tiene un cayado mara– villoso? comentaba sonriente el Padre Esteban. En Guazacapán, cuya misión comenzó el veintidós de di– d embre, fué recibido con cierto recelo por algunos elemen· tos. Pero el recelo se trocó luego en profundo fervor reli· gioso, hasta ·el punto que muchísimos no se apartaban de la iglesia ni un solo momento en todo el día, consumiendo en eL atrio !os fiambres que traían desde la hora de la ma· drugada. El día de la despedida, 30 de Diciembre, a compa· ñaron a nuestro misionero varios kilómetros hasta que se encontraron con los de Chiquimulilla, que salieron al ca· mino dispensándole un recibimiento apoteósi<;:o. Entró en la ciudad pasando bajo una infinidad de vistosos arcos, mien· tras atronaban el espacio los redobles de tambores, Jos cánticos, los vivas, los cehetes y el repique de campanas. Acompañábanle las• autoridades civiles y militares y ]as Cofradías. Era la ciudad más inmoral del sur de Guatemala;

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