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Infancia del Siervo de Días 19 Ambos eran cristianos de profunda piedad, conocedores . a la perfección de toda la doctrina católica. El párroco, don Francisco Gil, que regentó la de Adoain durante cincuenta y un años, no hubiera bendecido el matrimonio de Juan José y Francisca, si varios días antes de la ceremonia nup· cial no hubieran respondido a las preguntas de Catecismo que les hizo en el templo con la seriedad de un examinador sinodal. Esta era la costumbre de Navarra, como fué siem– pre costumbre examinar de Catecismo a los niños en pre– sencia de los adultos. Ni a éstos se les admite a los Sa– cramentos en tiempo de cumplimiento del precepto Pascual sin previo examen de Doctrina Cristiana. El párroco de Adoain no era tan desaprensivo que omitiese el ejercicio de su deber en este punto. Ni Juan José ni Francisca sabían quién era Napoleón, que a la sazón perturbaba la paz europea. Ignoraban si -existía guerra en el mundo, aunque creían que era vero– símil. porque el señor Cura dijo algo de eso. No se ocupa– ban de lo que ocurría más allá de Iza!. de Ayechu y de lrurozqui o de Navascués. Pero sabían las verdades sobre– ·naturales y esto les bastaba para ser felices. El matrimonio dueño de la casa de Eneko, tuvo cinco hijos. Llamóse el primero Francisco Esteban, que nació en junio de 1806 y vivió hasta 1856; fué casado. El segundo, Pedro Francisco, es nuestro biografiado. Siguió en orden Juana Martina, que murió a los 18 de edad. Ocupó el cuarto lugar Juan Martín, que vivió desde 1815 hasta 1884, ha – biéndose trasladado al casarse, a la aldea de Irurozqui. Finalmente, José Rafael. que murió el día mismo de su na– cimiento, acaecido el 3 de octubre de 1819, fué causa de la muerte de su piadosa madre, que le sobrevivió pocas horas (1). El Santo Sacrame·nto del Bautismo le fué administrado al siervo de Dios, cinco días después de su nacimiento. Ig– ·noramos qué causa pudo influir en la tardanza, inusitada en el país. Pudo ser obligada ausencia del Párroco; o el haber de esperar la llegada de la persona que se había de honrar desempeñando el oficio de madrina, considerado en (1) Datos leídos en los Libros Parroquiales de Adoain. Las noticias relativas a la infancia y adolescencia del Padre Adoain las hemos oído de labios de sus sobrinos camales y de otros an– cianos de Adoain y pueblos del valle.
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