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El Misionero se traslada o Centro-América l35 y le entregó su reloj, que nuestro misionero aceptó VISI– b)e!Ilente conmovido. Este fué el primero y único reloj que usó el Padre Esteban durante su vida: El Arzobispo de Cuba juzgó un deber de justicia otorgar 1 padre Adoain unas Letras Testimoniales muy elogiosas ~a que pudiera presentarse ante el Prelado de la Diócesis de Guatemala. Y se las otorgó haciendo constar el alto con– cepto que tenía formado de su virtud y celo apostólico. Pertrechado con tal documento, nuestro infatigable Pa– dre Esteban se trasladó en el mes de Octubre a la Habana, donde, llamado por el Obispo Fleix y Solans, tuvo una larga y cordial _entr~vista con él, según se dijo en el capítulo XII de esia h1stona. Allí se embarcó en la goleta •Semproniana• ; y hacien– do escala en los puertos de Trujillo y Omoa, desembarcó el 23 del mismo mes. de octubre en Izaba!, puerto de Guate– mala. Sin más tardar se dirigió a la capitaL recorriendo se– senta leguas; y el día 30 llegaba a la Antigua Guatemala, Jugar del convento de Capuchinos, donde tuvo el consuelo de ver a la pequeña comunidad y abrazar a los religiosos. (l) Hacía muchos años que nue~tro misionero llevaba una vida nómada y no había disfrutado de la tranquilidad del cláustro ni una hora. ¡Con qué amplitud respiró al verse en los brazos de sus nuevos compañeros! Eran éstos los PP. Franciséo de Bossost, Ignacio de Cam– brils, Lorenzo de Matará, Pedro de Llisá, Buenaventura de Clariana; y los hermanos legos Salvador de Lloa, Francisco de Mieras, Bernardo de Castelltersol, con varios aspirantes al santo Hábito. Todos eran de la provincia de Cataluña, una de las más gloriosas de la Orden por su austeridad re- ligiosa y por su espíritu misionero. · El convento de la Antigua Guatemala no era una man– sión confortable. Había sido fundado por los años 1655 por Pedro de Bethencourt natural de Tenerife. En sus principios no fué sino una pequeña casa en la que el Hermano Be- -- (1) El Padre Francisco de Bossot fué autorizado para vivir en el convento de Belén, de Antigua Guatemala, con el Padre J oa– (;uln de Valls y otros religiosos, por Decreto del Sr. Arzobis¡¡o de dUa.temala, dado en abril de 1852, y por Decreto de la Santa Sede, e Julio de 1854. (Cronicón, p. 22 y 39.)
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