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18 El Padre Esteban de Adoain cuales está dibujado el camino, corno si hubiera sido tallado a pico (]). Por el oeste confina con Ayechu, pueblecito tan humilde corno el mismo Adoain, pero aislado de él por la sierra de Aldashur. Para viajar de este pueblo a Ayechu es necesario dar un rodeo por parajes muy sinuosos, donde crecen espinos, bojes y pinos de poca elevación, cuyos ra– majes se cruzan y entrelazan cubriendo la escabrosa senda, que en la última parte, frente a Ayechu, queda completa– mente borrada, para dar lugar a una pendiente pedregosa y sombría. Hasta hace pocos años no había entrado en aquel pue– blo un periódico, ni una revista, ni una novela. No hace acto de presencia en la aldea de Adoain persona alguna desconocida para aquellos sencillos vecinos. Sólo llega a verse en su recinto algún mendigo de pueblos próximos, algún quincallero que vende muy al por menor, o algún fraile Capuchino, que, por serlo, es considerado allí corno de casa. Sin embargo, el pueblecillo ofrece un aspecto pintores– co. Dos arroyos torrenciales, que nacen en la Sierra de Al– dashur, de la que se precipitan aparatosamente, serpentean por entre las casas, saludando con suave rumor a sus pa– cíficos moradores, y fertilizando algunos huertos inmediatos. Varios nogales gigantescos, cerezos e higueras dan sombra a la calle; y, a una con los manzanos y perales de la huerta, se esfuerzan por convertir la aldea en ameno verjel. En la casa número 12, llamada de Eneko, vino al mun– do Pedro Francisco Marcuello Zabalza, que después fué Venerable Padre Esteban de Adoain. Nació el día 11 de Octubre de 1808. En aquellos días tronaba el cañón desde el uno al otro confín de Europa. Diríase que las bocas de fuego querían prestar sus acentos al que había de hacer oir su voz en ambos hemisferios; o que al rugir las máquinas de guerra, anunciaban proféticamente el ardoroso celo del que sería jntrépido aventurero de la Cruz. Fueron sus padres D. Juan José Marcuello (2). natural de Ayechu, y D.' Francisca Zabalza, natural de Adoain. (1) «Atea» palabra vasca que significa puerta. (2) Este apellido se escribía antiguamente Imarquello, como se ve en el libro de bautizados de la Panoquia de Ayechu.
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