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Fin de su apostolado en Cuba 227 dos. Contribuyó no poco a esta solemnidad la circunstan· cia de celebrarse el Jubileo, del que hizo intensa propa· qanda. El P. Esteban se adueñó de la ciudad. Quedóse aún el Misionero en Puerto Príncipe varios rneses. Parece probable que fué encargado del servicio es– piritual de la iglesia de San Francisco. En el mes de junio, predicó una Misión en aquella igle– sia a los soldados del Regimiento de Cazadores de Bailén, los cuales, acompañados de sus jefes y oficiales, se tras– ladaban todos los días, a las cuatro y media de la tarde, desde su cuartel al citado templo. El último día de la Mi· sión, 30 de junio, salieron en formación para visitar tres iglesias, con el fin de ganar el Jubileo. Antes de llegar a La Soledad, se había congregado una muchedumbre inmen– sa de varios millares de personas. Rezada una decena del Rosario, fueron a la parroquia mayor. ·El ejemplo de fe y religión que en esta ocasión dier_on nuestros militares, dice el P. Esteban, fué muy edificante para toda e¡ta población de Puerto Príncipe• . A principios del año 1856, salió a predicar nuevas Mi· siones. El día 7 de enero, llegó a la parroquia de Guaimoro, al este de Puerto Príncipe y en el límite de esta provincia. En Derroca] estuvo tres días predicando en casa de don Salvador Nieves. Se trasladó luego .a Guaimorillo, donde hubo de utilizar para t e m p l o una hacienda llamada Las Tunas de Guaimorillo. Asistió muy poca gente, porque las viviendas están como una legua distante una de otra, y no bastaba el caracol marino para llamar a los vecinos. El día 19 entró en Guayabal, pueblo formado por vein– tidós ranchos. Y el 22 comenzó en Santa Cruz, donde hubo muchísima concurrencia. El día 28 se retiró nuevamente a Puerto Príncipe, re– corriendo en su viaje veintidós leguas. No pasemos adelante sin presentar un esquema de la labor realizada por este Misionero sobrehumano durante los años 1854 y 55, con enero del 56. Recorrió cuatrocientas sesenta y cinco leguas. Distri– buyó 20.681 comuniones. Inscribió en la Archicofradía del Corazón de María 16.948 personas. Erigió 37 grandes cru– Ces en los campos, algunas de dimensiones colosales. Or– ganizó 673 hogares en sentido canónico. Es muy probable que les haya ocurrido a nuestros lec-

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