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Continúa •u apostolado en Cuba 217 d,e las almas, viendo que aquellos negritos y pardos se acercaban a él, exteriorizando su simpatía y su adhesión! Aquella Tabacalera fué durante unos días, punto en que se concentraron las bendiciones del Cielo para aquellos po– }Jres vegueros. ¡Bien lejos estaba nuestro Misionero de las ambiciones que en aquellos días conturbaban a España! Desde aque– llos ocultos parajes, en que trabajaba ignorado por el mun– do, ¿se enteraba de lo que ocurría en la metrópoli? En el mes de febrero, pronunciamiento militar en Za– ragoza, siendo condenado a muerte y fusilado el Coronel Latorre. En el mes de junio pronunciamientos militares en Madrid. El día 30 del mismo mes, choque, en Vicálvaro, entre las fuerzas revolucionarias capitaneadas por O'Donnell y las tropas leales al Gobierno. Demócrcrtas y progresista s siguen la revolución con pronunciamientos y motines en toda España, y su correspondiente séquito de incendios, sa– queos y asesinatos. El 28 de julio entrada triunfal de Es– partero en Madrid, donde dió un abrazo a O'Donnell en presencia del público, formando luego un Gobierno a gusto de los revolucionarios. ¡Así estaba la infortunada España! ¿Cómo había de atender a la prosperidad de las colonias? Sigamos a nuestro Misionero. El día 16 de julio, no bien hubo terminado la Misión de Capitán de España, comenzó en San Felipe sin detenerse un momento. Caminaba tan rá- • pido por sendas de barro, que parecía volar. El día 21 ya estaba en Majaguabo. Quiso limpiar de inmoralidades toda la región que le rodeaba; pero algunos blancos que debie– ran dar ejemplo, verdaderos Tenorios irreductibles, apelaron a una trampa. Llevaron sus Evas a la ciudad de Santiago y las escondieron; trampa que fué imitada por algunos hom– bres de color. Las quinientas veintiséis comuniones que hubo, fueron un contrapeso al dolor experimentado por el P. Esteban ante la malicia de los obstinados. Sin mostrar por ello el menor desaliento, pasó el l de agosto a Cauto-Abajo. «Establecí la Misión, dice el P. Es– teban, en una casa laboratorio de tabaco, como en Capitán de España y en San Felipe. ¡Estas Misiones son las mejores! B:oy día, aquí hay mucha miseria, porque en el mes de mayo el_ río Cauto se desbordó y arrastró en su impetuosa co– I!iente casas y vegas con sus animales. Se ha tenido por
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