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• =2.:..16=-_ _______:E:.c/-=P-=a:..::d'--r-'-e--=-Esteban de Adoain El pretexto estaba muy bien escogido para rendir la voluntad y propósitos del P. Adoain. Y en efecto, obedeció humildemente. Una vez en la ciudad, fué más fácil entretenerlo y obli– garle a que se dejara cuidar. Las fiebres fueron desapare. ciendo. Durante el mes de mayo no le permitieron otro tra– bajo que quince conferencias en el templo llamado del Be– iencito. Y desde el 2 de junio ya predicó un novenario de importancia, dedicado al Inmaculado Corazón de María, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en la mis– ma ciudad de Santiago; e inmediatamente otra novena en el barrio del Tiboli, cerca de la Marina, ambas muy con– curridas, terminando con una procesión, en que figuraron más de mil fieles. Con esta demostración de sus fuerzas, ya pudo con– vencer a sus compañeros de que podía mucho. Y sin es– perar más, se lanzó al campo, a una región en que casi la totalidad de los habitantes eran de color, negros y mu– latos. ComenzÓ· el 26 por la pequeña aldea de Bongo. Su auxiliar fué D. Francisco Sansolí. Hicieron su viaje en me– dio de un violento aguacero, que continuó durante largos días, y que era para atemorizar al más desaprensivo. Aquella Misión fué la primera de una larga serie que dió durante muchos meses. Diríase que el P. Esteban se propuso tomar la revancha por el tiempo que las malig– nas fiebres habían tenido encadenado su celo apostólico. El 2 de julio terminó en Bongo, y cbmo si tuviera prisa, comenzó el mismo día en Enramada, convirtiendo en tem– plo la casa de Mr. Eduardo Petitón. Las violentas borras– cas no eran obstáculo para la devoción de las gentes, que desde dos ·leguas acudían a escuchar al Misioner~ todas las noches, incluso mujeres que llegaban con fango hasta las rodillas. En el mismo mes de julio dió otras tres Misiones. El día ID llegó al paraje denominado Capitán de España. Des– de lejos divisó la hacienda tabaquera de un caballero Jla· mado D. José Dolores Pupo en que iba a establecer e! cen– tro Misional para siete días. Y sin tardar ·se anunció ·con su trompeta marina. ¡Cómo disfrutaba al hacer brotar de ella aquel zumbido que quería semejar un trueno! ¡Qué emoción, al ver que la gente, sorprendida, salía de sus vi– viendas! ¡Cómo bendecía a Dios y a la Celestial Pastora

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