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Prólogo das actividades en Guatemala y El Salvador, donde fué el personaje de actualidad durante tres lustros, hallán– dose en frecuente comunicación con presidentes de Repú– blicas, con goberna,~res, obispos, militares, con hombres del .pueblo, incluso revolucionarios. Intervino varias ve~s con fortuna en momentos de graves convulsiones nacion;;– les. Era tal su elocuencia, que cuanao dirigía la pC!!labra al público, apiñábanse en derredor de él muchedumbres de diez o quince mil personas. Actividad tan portentosa desarrollada en tan diversos campos de_ acción presta al Padre Esteban de ADOAIN un carácter excepcional y nuevo. Cada año hacía la labor que otros no hubieran realizado en cinco. Las líneas que el Pa– dre ADOAIN dejó trazadas con sus viajes por tierra y por mar bastan para dar varias veces la vuelta al mundo. Los incidentes de su vida fueron muchos y muy varia– dos. No le igualan las situaciones de protagonistas creados por la imaginación más exaltada para prestar amenidad y dramatismo a una novela. Sufrió persecuciones, destierros, cárcel, expulsiones, peligros inminentes de muerte. Nada le turbaba. No se declaró vencido en medio de las salvajes soledades en que se halló abandonado de todo auxilio hu– mano. ni ante las armas de los que atentaron contra su vida, ni ante las calumnias con que se pretendió sembrar la duda acerca de su probidad, ni al sentirse acometido por la fie– bre traidora que se cebó varias veces en su naturaleza de hierro. No se vaya a creer que fué u.n espíritu desasosegado, o un po.lítico inquieto, o un aventurero a la deriva. Muy le– jos de e llo fué ur.i hombre reflexivo, dueño absoluto ·de sí mismo y de sus actos, de reposado carácter, austero e intransigente consigo mismo, afable y tolera~te con toda suerte de personas. Sabía p os e e r s e a sí mis– mo: lo cual vale más que p o s e e r un mundo en– tero. Nunca olvidó el problema de la educa ción de su

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