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180 El Padre Esteban de Adoain excesos, el Capitán del partido le había expulsado de su domicilio. Los tenorios, atolondrados, no supieron urdir la calumnia; fué tan burda, q~:~e nadie la creyó. Y no sirvió sino para ponerles en evidencia. Porque todo el mundo sa– bía en Cauto que el Capitán había prometido costear los gastos de la Misión y mantenía su palabra. Estos (enorios empedernidos, aliados con los de Baya– roo, dieron muchísimo juego, como lo veremos más a de– lante. Asistieron en masa a ía Misión gentes de todo el par– tido, excepción hecha de Jobabo, que dista veinticuatro le– guas, viéndose además nutridos grupos de Cauto el Paso y de Bayamo. Bautizó el Capuchino a cuarenta y nueve aduH.os en una improvisada iglesia, durante los dieciocho días que permaneció allí. El 29, fies!G de San Miguel. erigió una gran cruz de cinc0 metros en el campo. como recuerdo de la Misión.· El día 30 pasó a Bayamo, avisado por el Arzobispo, a quien asistió ]os primeros días de octubre. El 5 se trasladó a Dátil, donde predicó durante dos semanas a los fieles de diez. aldeas. Toda la ·labor pesó sobre el P. Adoain, porque su compañero el Sr. Subirana quedó _e.nfermo en Bayamo. El 16 estableció Misión en Horno para los pueblos de San Pablo, Horno-Arriba, Monte-Oscuro, CatitiÍJo, Monjará, Saltadero. Construyó un amplio cobertizo de ramas, bajo el cual levantó el altar y un púlpito. Ocho días solamente permaneció allí. pero los aprovechó muy bien, pues se sen– taba para oir confesiones a ias dos de la madrugada; y después de la Misa y conferencia, continuaba hasta las 12 del mediodía." Por la tarde continuaba la misma labor desde las tres y media hasta entrada la noche. Sabedor el Arzobispo de que el compañero del P. Es– teban había experimentado una recaída, llamó a nuestro Misionero a Guisa, donde se hallaba el santo Prelado dan– do Misión. El pueblo de San José de Guisa se halla hacia el Sureste de Bayamo, entre montes, distante unas seis le-. guas. Es una Comandancia dividida en cuatro cuartones o aldeas: Loma de Piedra, Hoyo de Pipes, 'Corralito y Can– tillo. La gente de color era muy poca, según afirma el Pa– dre Esteban. Se concretó nuestro Misionero, como auxiliar
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