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Prodigioso apostolado en Cuba 161 ______------~~~~~L~~~~~~----------~ pábulo alcanza. Durante los dos meses que restan de este año !851. todavía dió cinco Misiones más, recorriendo vein– tiséis leguas por caminos que eran verdaderos abismos de barro. La de Filipinas: ·del 7 al l l del mes de noviembre, uti– Jizár.dose la casa del Alcalde del partido, que era D. Pedro ·M.' Pérez, natural de Péralta, de Navarra, con gran asis– tencia de gentes de todas clases y colores, que llega ban desde siete leguas de distancia. · La de Guantanamo: de. la que dice el P. Esteban que fué la primera que se celebró sin lluvias torrenciales dia– rias, circunstancia que favoreció pa ra un éxito completa– mente satisfactorio. Hace mención honorífica de las piado– sas señoras Creas, las cuales cedieron su hacienda y la acomoda ron lo me jor posible, convirtiéndola en templo, para todos los a ctos de la Misión. La de Sabanilla: •Aquel Dios que escc:>gió para su pri– mera morada un establo, dice nuestro P. Esteban, ha es– cogidp ahora para derramar sus misericordias un lugar mil veces más humilde que la cueva de Belén. ·Ya que los ri– cos del mundo no han querido la Misión en sus casas, ele– gimos un almacén de tabaco, en el cual improvisamos un altar. y un púlpito.» ¡Qué tal sería el local, ·cuando nuestro misionero menciona su mísero estado, cosa que no ha hecho cuando se convirtieron en iglesias tantos otros éobertizos y haciendas! <En este partido, añade el P. Esteban, la lujuria estaba en su colmo. Pero la gracia de Dios que nos condujo, obró prodigios. Puesta, como siempre, nuestra Misión bajo los auspicios de la Divina Pastorcilla María Santísima, bien pronto fué sacando de los bosques aquellas ovejas perdi– das y las condujo a oir la palabra de su Hijo Jesús. Al principio hubo un poco de dureza y hasta rebeldía en al– gunos, pmo estos mismos fueron luego Jos apóstoles de otros. El día que se les predicó de la muerte, se terminó el sermón con sollozos y voces clamando: «¡Misericordia, per– dón, Dios mío, perdón!» Y desde a quel momento se vió una transformación edificante en todos.» (C. citado, p. 8.) He a quí cuán sobriamente expone el éxito de sus ser– mones. Se le nota la emoción, pero vence , como siempre, la modestia. En la Misión del cuartón o ba rrio denominado cLa En- 11
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