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Prodigioso apostolado en Cuba 157 ocurridos en las Misiones del egregio apóstol navarro, tanto en Cuba como en otros países. Nuestro ·P. Esteban, aunque r>resa de la .fiebre, no se resignó a declararse vencido. A los diez días de su estan– cia en Santiago, lanzóse de nuevo al campo. ¿Y si muere en un desierto? Nada le arredra, porque en todas partes está Dios y de todas partes se puede escalar el cielo. La salvación de una oveja perdida ya vale la vida de un hom– bre... Y sin que pudieran detenerle las reflexiones pruden· ciales del santo Arzobispo. se puso en marcha bajo una llu– via torrencial. Pero ¿quién le acompañaría? El Prelado de Santiago puso los ojos en un sacerdote ejemplar, D. Manuel Subirana. El día 14 del mismo mes de agosto salieron ambos. Hicieron escala en la ya conocida aldea de Morón, donde no se hablaba sino de los sucesos qué hemos referido. Y el día 18 llegaron a Janate, pequeño partido que consta de tres distritos o cuartones: San Felipe. Gicotea y Capitán dé f.spaña. Según la voz común, la gente de aquellos distritos era la peor de toda la región. Los I!).atrimonios legítimos eran muy pocos. La inmensa mayoría eran de los que ninguna necesidad sentían de las Leyes de la Iglesia. Pero, contra todo cálculo ·humano, se vió y se palpó la eficacic. de la divina gracia. El P. Esteban. llamaba a Misión, haciendo brotar del caracol un zumbido más es– truendoso que otras veces, y despertaba la curiosidad de aquellos rudos vegueros, que bien pronto se ·reunieron a centenares al lado de los enviados del Señor. Se celebraron cuatro Comuniones generales. Al apun– tar el P. Adoain con elevadas cifraEi los frutos prácticos, termina con un epifonema, grito de triunfo final: . ¡El par– tido de tan mala opinión queda libre de toda cizaña!» (!bid, p. 5.) . El día 12 de septiembre terminaron las confesiones, que habían continuado aun después de dada la bendición papaL Y sin dormirse sobre 1os laureles ni una sola hora, el P. Esteban dispqne vic;t:je de avance hacia San Juan de Buenavista, emprendiendo inmediatamente la marcha de Beis leguas. El Alcalde del partido recibió muy bien a los lllisioneros y cooperó al éxito, remitiendo oficios .de aviso e invitación a los tenientes y cabos, para 'que ellos a su

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