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La Isla de Cuba 147 -cando en Bahía Honda. Después de varios combates, fué vencido y fusilado en La Habana en septiembre de 1851. La misma suerte corrió Ramón Pintó en marzo de 1855, y poco después Estrampas con numerosos filibusteros. Mucha gravedad tuvo la cuestión de la esclavitud y del tráfico de negros, pero de ella hablaremos más adelante. «No era halagüeña, exclama ~1 historiador Balles-teros, la siiuación de Cuba; pues fermentaban diversas ip.quietu· des. De un lado los que alentaban deseos no celados de independencia. Junto a éstos, el movimiento negrero explo– tado por los qué sabían de las campañas abolicionistas de Inglaterra. Y por último, la actitud siempre recelosa de los .elementos españolistas, muchos de los cuqles no abrigaban sólo sentimientos patrióticos, sino que se movían también por egoístas intereses materiales de monopolio.» (!). Con la descripción que hemos hecho de la situación moraL política y étnica de Cuba, el lector puede ·formar • juicio exacto del campo de acción del P. ESíeban. El Arzobispo de Santiago, Beato Ciare!, dictó para los misioneros de la Isla seis consejos que serían norma de conducta ·en sus predicaciones: «Primera: , no quejarse de las cualidades del país. Segunda: no hacer elogios del país natal, ni hablar de él con alardes innecesarios. · Tercera: maniener siempre una· mansedumbre inalterable. Cuarta: ser desprendidos de intereses materiales.' Quinta: ser cas· tos como ángeles del cielo. Sexta: ser celosos, píos y de– votos.» (2). Antes que el buen Arzobispo las dictara, ya las había puesto en prácticq nuestro P. Esteban allí y ed otros países; porque como enviado de Dios, no abrigaba nuestro egregio misionero otras .aspiraciones que las del orden sobrenatu– ral. sin fíjqrse si trabajaba en Oriente o en Occideiite, en E~paña o fuera de ella. .• <.La vocación del" misionero no es otra que dilatar el reino de Jesucristo y ganar almas para la patria eterna ..• e~cribió el Papa Benedicto XV. (Cartci Apostólica, 30 de no- Viembre de 1919.) ' El lector menos perspicaz habrá echado de ver la ---- (1) Historia de España y su Influencia en la Historia Uni– Versal, Tomo VIII, página 106. (2) Mariano AguiJar. Vida del P. Claret, Tomo 11, pág. 436.

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