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La Isla de Cuba 143 ----------------- iad eran de razas de color, negros y pardos. Trescientos "einte mil eran los negros esclavos importados de Africa, como objeto de tráfico(]). De las Repúblicas americanas habían afluido nubes de aventureros, sobre todo a raíz de su emancipación de Es– paña. De España misma no emigraba a Cuba lo mejor de cada casa. De diversas naciones .europeas se vaciaban a !a Isla millares de hombres, cuyo anhelo era el lucro y el libertinaje. Con lo cual la población de Cuba aumentaba un 29 por 100 en cada período decena!. Los llamados criollos, hijos de europeos, nacidos en Cuba, eran casi la mitad de la población. Los emigrados directamente de España estaban en mi– noría. Eran autoridade;;, abogados, comerciantes, industria– les o aventureros que buscaban trabajo. En la Isla escaseaba el clero. Desde el año 1830 no se había ordenado ni un solo clérigo ev la Diócesis de San- 1iago. El General Concha, Gobernador de la . Isla en 1851, escribió en sus Memorias; «En el departamento oriental de Cuba había para ciento veinte mil libres y cuarenta y ocho mil esclavos nada más que ochenta y cinco eclesiásticos. Pero cuarenta y seis de éstos vivían en la ciudad de San– tiago y veinte en Bayamo. No había más que diecisiete igle– sias parroquiales y ocho auxiliares. «Carece de instrucción y pasto espiritual no sólo la po– blación esclava aglomerada en ingenios (fábricas), sino la gente libre, blanca y de color; que una buena parte de ella nace, vive, se enlaza y muere sin tener quien la bautice, case, ni entierre.» (2). Lo dotación de los Párrocos era mezquina; y algunos no la tenían. Los cuatro Curas Párrocos de Santiago, capi– tal del Arzobispado, cobraban treinta y tres pesos al año. El Cura de Manzanillo tenía cinco pesos anuales; el de Guisa seis. Muy pocos jóvenes querían seguir la carrera eclesiástica. Los Prelados tenían que echar mano de cual– quiera que se presentaba. Así el clero era deficiente, mal (1) Geografía Universal, por Malte-Brun, Tomo II, página 504. Madrid, Librería Española. Año 1853. (2) Memorias sobre el estado político, gobierno y adminis– tración de la isla de Cuba. Madrid, 1853. Pág. 114. Véase Vida del Ilmo. P. Claret, por Francisco AguiJar, pági– nas 169-172.

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