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Intento de fundación en Cuba 135 Aunque dice el P. Adoain que las autoridades se ale– graron muchísimo, tropezó con graves dificultades para pre– parar el deseado albergue para los Capuchinos de Cara– cas; pues en la carta escrita en 10 de febrero al Presbítero D. Benito Gil. le dice: · He hablado con las autoridades to– das, y me han dicho que es imposible. El Capitán General. me dijo que hiciera un memorial para el Gobierno y que él apoyaría y daría buenos informes. Pero, ¿qué sucederá si va el asunto a Madrid? Nos despreciarán y nada más. Por tanto me he dejado de trabajar y voy ·a tomar otro camino. Me han asegurado que en Méjico seré bien acogido y que fácilmente podremos fundar algún convento. Ahora es– toy haciendo los Santos Ejercicios, para embarcarme para Veracruz. Desde allí me dirigiré a la capital.» (Ibídem.) El infortunado Padre Esteban se dispone a una nueva aven– tura con la ma yor naturalidad del. mundo. El día 1. 0 de febrero tenía todo dispuesto para embar– carse en el vapor ·La Carrera» con pasaporte del Capitán General de Cuba. Pero alguien le hizo desistir de tal empresa, porque el día 16 del mismo 1 !J.es solicitó (y obtuvo) nuevo permiso de las autoridades civil y eclesiástica para continuar residiendo en Cuba. Con fecha 21 de marzo dirigió al Obispo un oficio, so– licitando humildemente le designe un local cualquiera, con iglesia para refugiarse él con los compañeros que tenía en Caracas y con otros que desean reunirse para vivir en Comunidad, con el fin de dar misiones por toda la Diócesis, prometiendo no ser gravosos económicamente y renunciando toda pensión. Inmediatamente el Sr. Obispo suplicó al Capitán Ge– neral Roncali que le concediera al P. Adoain licencia para ocupar el Convento de Franciscanos Recoletos de Guana– bacoa, villa próxima a La Habana y en el cual no vivían sino algunos religiosos inhábiles para la predicación y para todo ministerio, ya que algunos de ellos sufrían enfer– medcd mental y todos, eran ancianos. El 16 rie abril contestaba el Capitán General conce– diendo el convento de Guanabacoa, después de consultar con el Superintendente General de Hacienda. Congratulóse el Prelado de la buena acogida que había logrado para su solicitud y la del P. Esteban y en cense-

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