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124 El Padre Esteban de Adaain · Tomé, tan luego como lleguen allí los precitados religiosos. Al efecto dictarán Vds. las órdenes convenientes, etc.• 0). Sabedoras de este plan inicuo algunas señoras perte– necientes a famiJias de Secretarios y ex Ministros de la Re– pública, comunicaron la noticia a sus amigas. Y en pocas horas sembraron la ~!arma en toda la ciudad. Redactaron un mensaje dirigido al Gobierno con fecha 3 de febrero suplicándole revocase el decreio de J:lXpulsión de los Ca– puchinos, apoyando su petición en razol).es de índole espi– ritual y en fundamentos jurídicos. Firmaron el mensaje ciento veintitrés señoras muy calificadas, entre ellas la de la familia del ex Ministro Sr. Quintero, las del Secretario Sanabria, la Morales, las Guevara de Arévalo, las Urbina, etcétera. Pero advirtiendo en una nota, que, por la premura del tiempo, no ·han podido firmar dos mil más que se dis– ponían a hacerlo. La hostilidad del pl.\eblo contr~ el Ministro Guzmán, se manifestaba briosa, retadora en todas las clases sociales, incluso como dice el P. Esteban, entre gentes del pueblo liberal, que no teníqn empacho en reconocer que los Ca– puchinos no sólo no eran perjudiciales a la República, sino que eran muy beneficiosos para todo el país. El movimiento popular, la seria . reclamación del Cón– sul Sr. Muñoz, la aparición de barcos de guerra españoles en aguas de Venezuela dieron carácter gravísimo al asunto y provocaron una crisis parcial en el Gobierno. El Ministro Guzmán fué sustituído por el Oíicial Mayor Sr. Yepes el día 5 del mismo mes de jebrero, quedando sin efecto el Decreto susodicho. Pero momentos antes de abandonar su cartera el señor Guzmán exhaló su último grito de rabia anticlerical, de– clarando con otro Decreto que •Son perjudiciales a la Re– pública todos los extranjeros de ambos sexos pertenecien– tes a cualesquiera Ordenes religiosas, así como los sacerdo– tes seculares; y disponiendo que se les prohiba la entrada en territorio de la República.. etc.• Nuestro P. Adoain podía escribir lo que leemos en su carta últimamente citada: ·Hemos estado en guerra. Al pre– sente en paz. Pero siempre amenazados con la misma... Salimos a los pueblos a hacer Misiones, con mucho fruto (1) Archivo del Vice-Postulador. Carpeta I n. 27.

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