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En Europa y atra vez en Venezuela !1.5 -ni voces de mando. Habló el P. Adoain con valor, expo- -niendo el peligro de eterna condenación de la mujer, que pronto estaría en períodc de gravedad y de agonía; le amenazó con la jm;ticia divina, cuyo brazo· se levantaba ya para fulminar el castigo. Aquel hombre, que sabía que el -Señor escuchaba siem– pre al misionero, entró en temor, en un temor· saludable, que operó su conversión. No sólo obedeció al P. Esteban saliendo inmediatamente de la casa, sino se reconcilió con Dios por medio de una sincera confesión. Inmediatamente el misionero se acem:ó a la enferma. Ante las grave& reflexiones que le hizo el Siervo de Dios, -ella pidió los Sacramentos, que recipi{l con gran fervor. · ·La confesión debió ser muy larga, pues ·el P. Esteban .-en su apunte dice que las hijas de la enferma llamaron varias veces y entraron en .el aposento diciendo: «¡Padre, acabe pronto, para que apliquemos remedios!» Murió muy santamente. Y según dice el P. Esteban, se le hicieron fu– nerales muy solemnes. Mientras este hombre de Dios trabajaba denodada– mente, ·sin acordarse más que del bien de las· almas, pre– parábasele una nueva contradicción. . Al tomar a su cargo la regencia de la parroquia de Maracay, solicitó Carta de Naturaleza, sin duda obede– ciendo a insinuaciones del Sr. Arzobispo de Caracas. Pasaña el tiempo y no recibía contestación. Por fin en los últimos .·días de marzo del siguiente año, se le comunicó por el •Gobierno, que no llevando un año continuo de residenciu en Venezuela, no se le podía qtorqar Carta a tenor de 'la ley de nat-uralización de extranjeros, sino según la ley ·de inmigración, que no exige aquel requisito. A esto contestó el P. Esteban ·con fecha 13 de abril, después de haber consultado con el P. Prefecto: que no necesitaba naturalizarse en Venezuela·, porque como en breve pensaba salir de la República, no le parecía cpn– ·veniente renunciar los derechos de ciudadano español. Esta declaración del P. Adoain irritó sobremanera al ministro de Estado, el cual ordenó por oficio de 27 de abril que el P. Esteban de Adoain: cese .;n el curato de Maracay Y se ponga inmediatamente en camino para esta ciudad <le Caracas, a presentarse. en este despacho.
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