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En Europa y otra vez en Venezuela _____--·----~~~~~~~~~~~~~=------- 113 Estos ensayos demostraron que el P. Esteban se sentía con las fuerzas de sus mejores tiempos. Y ya no estaba tranquilo sin hacer algo grande por Dios y por las almas. Veníanle a la me.moria sus sueños proféticos del Noviciado. Recordaba sin cesar a los pobres indios que había dejado abandonados en el Apure; parecíale oír sus voces de an– gustia y sus sollozos, llamándole «Padre». No podía con– ciliar el sueño, creyendo oír la voz del Divino Maestro: .La mies es mucha, los operarios son pocos... » Entreto.nto, el Gobierno de Venezuela parecía recono- · cer su error. En noviembre de 1845, expidió un decreto de– rogando casi todo el Reglamento de Misiones, que tanto deprimía a los misioneros. Mas tarde desde el Ministerio del Tnterior, llegó a expresarse el deseo de que los Capu– chinos cooperasen a la civilización de los indios (1). El Padre Prefecto de las. fracasadas Misiones recobró buena esperanza. El Arzobispo de Caracas, D. Juan Anto– nio Ignacio Fernández Peña, que tan ¡ecesitado se hallaba de sacerdotes, urgía continuamente al P. Prefecto y al Rmo. Padre Comisario Apostólico para que los Capuchinos no abandonc:ran a Venezuela. No necesitó saber más nuestro Padre Adoain. Su celo apostólico le lanzÓ· nuevamente al mar para trasladarse- a Venezuela, a donde llegó a fines de septiembre de 1847. Presentóse al Sr. Arzobispo y al P. Prefecto, quienes lo des– tinaron a Maracay, para que interinamente ejerciese allí el oficio de Párroco, sin perjuicio de extender su esfera de acción hasta donde le inspirase su celo (2). Y c-:>menzó su labor con el mismo brío que la primera vez y también con los mismos éxitos. Predicó una misión (1) Con fecha 18 de enero de ·1847 el Secretario del Minis– terio del Interior pasó al Sr. Arzobispo de Caracas un comuni– cado, del que copiamos estas palabras: . <<He inquirido del Reverendísimo Padre Comisario Apostólico, 81 podría esperar su cooperación para llevar adelante la r educcjón Y civilización de indígenas por medio de los misioneros Capuchi– nos... » Aunque el Rmo. Padre Comisario prometió su cooperación, las Misiones entre indios errantes no se organizaron. Posteriores su. ceses revelaron cual fué la causa del nuevo fracaso. • (2) El oficio de nombramiento, firmado· por el Sr. Arzobispo, geva fecha 3 de noviembre de 1847. '(Archivo del Vice-Postulador, arpeta I, n. 26.)

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