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94 · El Padre Esteban_d_e_A_d~o_a:..;i_n_.:._ _______ A prinCipiOs der mes · de julio, un acontecimiento vino a llenar de regocijo al Siervo de Dios. Los indios chiricoas enviaron un comisionado que se presentó _ante los misione– ros con la sorprendente noticia de que deseaban ponerse a su disposición. El comisionado era un tal Francisco Gar– cía, que hablaba algo de castellano y poseía varios dialec– tos de . mdígenas. Noticia increíble, inverosímil y sorpren– dente -en extremo. Los chiricoas llevaban fama de feroces y sanguinarios. Constaba que eran antropófagos. Todo blanco que llegaba a los confines de sus selvas, era dete– nido, sacrificado y comido por ellos inmediatamente. Ya di– jimos arriba que el P. Ba.rtolomé d~ San Miguel. al inter– narse en aquellos parajes como explorador y misionero en el siglo XVIII, halló muerte trágica ·a manos de .estos in– dios que lo acribillaron a flechazos: Desde entonces seguían la m.i:>ma costumbre. Era, pues, un acontecimiento inespe– rado e increíble. Un caso digno de celebrarse con júbilo en toda la República de Venezuela. ¿Qué les había movido a tomar esta determinación? · La fama de la bondad y abnegación de los misione– TOs había ilegado a los confines de sus selvas -por medio de los indios que se habían familiarizado con los Padres. Los pobres salvajes tuvieron noticios concretas de la pro– tección de los misioneros hacia los indios frente a las .ve– jaciones de los blancos; se informaron de las ventajas so– ciales d., que podrían disfrutar; tal vez vieron los regali– llos que habían distribuído los misioneros. El día 8 de julio el Padre Adoain extendió a favor de Francisco García el nombramiento de gobernador de los indios chiricoas. Y en el mismo pliego escribió varias ins– trucciones que debería cumplir. Eran las siguientes: Que ordenara a los chiricoas cortar madera y prepararla para construir cabañas y así poder organizar pueblos. Que, a partir de aquella fecha, no permitiera a nadie que se acer– cara al paraje de los indios para · vender egoiitó o cual– quier otra mercancía. si no se presentaba con un pase fir– mado :¡;or los misioneros. Y que si alguien se. negaba a obedecer, le embargasen cuanto llevaba y lo condujeran a presencia de los Padres (l). Al despedirse, el Padre Adoain le prometió muy de ve- (1) Id. p. 27.
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