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r 1 ANUARJO MISIONAi.. 95 la Prefectura Apostólica, y dispusiera una expedición inmediata compuesta de cinco Padres y cinco Hermanos, cuyo Superior (y fu· turo Prefecto en la mente de Roma) fué el M. R.P. Pedro de Usún. A esta primera expedición debían seguir otras tres oportunamente, y los Capuchinos españoles deberlan as! ocupar paulatinamente to· das las Estaciones Misionales, conforme fueran retirándose los Pa· dres Italianos. 111 Custodia M isionera de los Capuchinos de Navarr a•Aragón El P. Pedro de Usún con sus compañeros de viaje desembarcó en Cormel el dfa 112 de julio del año 1889. Di::sde el puerto, vecino a la ciudad de Concepción, se enc11mimtron 11 el111 y fueron reciuidus con efusión fraternal por el P. Guardián, Daniel de Florencia, que re· signó s..i autoridad en manos del P. Pedro conforme lo ordenaba el decreto citado del Definitorio General, y retiróse al convento de Santiago, dejando a su compañero el R. P. Ramón de Mataró, an· tiguo misionero agreg<1do a Italia, con sus compatriotas españoles, a quienes sirvió de eslabón de enlace para continuar en la ciudad el ministerio espiritual intenso que irradiaba de nuestra iglesia dedica· da a San j osé. El P. Urbano de Bolonia anunció a sus religiosos la buena nueva, congratulándose de haber resuelto el problema misio· nal entre infieles, y así parecía en el primer momento, pues propu· so entregar inmediatamente las Estaciones de Broa, Bajo Imperial. y Tolten a los Capuchinos españoles. Pequeñas incidencias, al parecer, desviaron totalmente la tra· yectoria que, de común acuerdo, se hablan traz1:1do ambos Superio· res. A los pocos días de la llegada de nuestros diez misioneros, ce· lebróse la tradicional Misión preparatoria para el jubileo de la Por· ciúncula en nuestra iglesia de San José: pero, como si jamás se hu· biera celebrado, la ciudaC: entera acudió con entusiasmo inusitado, que se convirtió en apoteosis de los nuevos Padres predicadores y confesores. Este éxito sorprendente sugirió al Sr. Vicario General s. v., Don Vicente Chaparro, la idea de que los Padres, antes de internarse entre los indígenas del Sur, diesen varias misiones por las Parro– quias.d¡! la Diócesis; y efectivamente, durante los meses de Sep. tiembre, Octubre y Noviembre se ocuparon en tan santo ministerio·

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