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94 ASUAR.10 MISJOSAL Legos: que la mayor parte de los misioneros murieron en su pues· to de honor, dándoselo muy cumplido a nuestra querida Orden Se· ráfica Capuchina, y que jamás se declararon vencidos, sino cuando los efectos de la persecución de las Ordenes Religiosas en Italia, declarada por la casa de Saboya en 1870, cegó las fuentes de vo· caciones, y puso en trance de muerte nnestras misiones extranje· ras: trance notablemente agr"vado -en 1881 por el levantamiento general de los indios araucanos, quienes ~in pretenderlo en princi· pio, causaron enormes destrozos en casi todas las estaciones misio· nales incendiadas o saqueadas, de las que, con gravísimo peligro de su vida, tuvieron que retirarse los Misioneros temporalmente. Y cuando esta tribulación pesaba sobre el alma ferviente del Padre Alberto de Cortona, Prefecto a la sazón de la Araucanía, sobrevi· no en 188<! la persecución religiosa suscitada por el Presidente de Chile, D. Domingo Santa Maria quien llegó hasta disminuir los sub· sidios anuales convenidos por el Estado para las Misiones. Los misioneros enfermos y ancianos fueron retirándose al Con· vento de Concepción fundado en 1877 por inici::liva del gran obis· Salas que supo apreciar de cerca todo el v11lcr apostólico de los Capuchinos. Ante la persistencia de la crisis de personal de relevo, el Pre· fecto Apostólico P. Urbano de Bolonia, pensó seriamente en bus· car misioneros en otra nación, y al efecto, en 1888 hizo un viaje a España para hablar con el Rmo. P. joaqu!n de Llevaneras, Comisa· rio General en nuestra Península desde 1882, empeñado por enton· ces en reorganizar !a Orden después de los 4-0 silos de exclaustra· ción, y en recuperar los conventos no enajenados por la desamorti· zación. Tenia ya noviciados en Fuenterrabla y en Olleria, y Cole· gios para jóvenes en Pamplona y Arenys.de Mar: y en Montehano una pequeña Escuela Seráfica. Con ser todo tan reciente en su organización, y con tener tan escaso personal formado para atender al ministerio interior y exte· rior, el P. Joaquín aceptó sin vacilar la proposición del P. Prefecto Apostólico y comunicó febril entusiasmo a todos los súbditos del Comisariato de España, entre los que resonó como grito unánime ca Misiones• ca Chile... • Pero... los hechos mandan: aquel simpáti· co entusiasmo chocó con la dura realidad de las cosas. ¿Cómo po· dr!an los Capuchinos españoies acudir a remediar la necesidad de personal en la Araucan!a, cuando renac!an apenas después de la su· presión del año 18.35?.. Con todo, el Rmo. P. Comisario consiguió que el Definitorio General, por decreto del año 1889 acept.ise el convenio hecho con
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