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. "-'"¡;.>RIO MISIOl<AI. 93 - - ----- presión y exterminio de las Ordenes Religiosas el al1o 1835; con lo cual l<1s Misiones d.: la Araucenia entraron en un periodo de de– cadencia dificil de remediar. El año 1848 un Presidente católico, D. Maouel Bulnes, celoso del bien de los pobres indígenas, se propuso resolver definitiva– mente el árduo problema, y al ef.:cto mandó al Ministro Plenipo– tenciario en Roma, D. Ramón C. lrarrazubul que encontrara una Orden de R~ligiosos europeos que quisiera continuar el Apostolado de la Araucunfa. Debidamente recomendadu el Sr. lrarrazabal pudo concluir un convenio con el Rmo. P. Félix de Lípari, Ministro General de los Capuchinos, que lleva fecha del 16 de Febrero: y el 24 de Mayo del mismo ailo 1848 se embarcaba en' Génova la primera expedi– ción de doce Misioneros bajo la obediencia del¡\<\. R. P. Angel de Lonigo nombrado Prefecto Apostólico: la expedición llegó a Val– paraiso después de cinco meses de penosa navegación, y en el mes de Enero de 1849 ya los encontramos en Valdivia, centro de las Misiones del Sur, ocupando todas las estaciones misionales has– ta el río Caulín y la cordillera, que fueron dejados por los Padres Franciscanos, reducidos a mantener precariamente las estaciones del Norre del río Cautln hasta el Bio-Bio. El Prefecto Cbpuchino enviado al frente de nuestros misioneros italianos, era un hombre de extraordinaria energía, de carácter emprendedor y pri:visor. A poco d.: sentir sobre si la gran responsabilidad del Apostolado en– tre infieles, quiso exponer su situación al Supremo Gobierno y pa– ra ello hizo el primer viaje a la capital de la República: no consi– guió mayores subsidios para poder penetrar más adentro en la Araucanía, pero su presencia en Santiago provocó entusiasmo so– cial religioso difícil de describir: de él nació la •Sociedad Evangé– lica• por los indígenas; y cuando el P. Prefecto observó que la in– gNencia de la misma, entorpecía su libertad de acción, concibió el pensamiento de fundar una residencia fija en la Capital, con el do– ble fin de mantener la cohesión con la Sociedad y formar un Cole– gio de .\\isioneros Capuchinos chile!'IOS, que se prepararan para ser los apóstoles de los mapuches. De estos propósitos surgió el convento de Santiago inaugura– do solemnísimamente el año 185.5. No podemos seguir en estas péginas a los PP. Capuchinos italianos en sus magníficas campanas misionales: solamente nota– remos que el soñado Colegio de Misioneros chilenos de Santiago iracasó en la primera desgraciada tentativa, y que durante 40 anos Jas Provincias de Italia enviaron 123 sacerdotes y 50 Hermanos

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