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ANUARIO MISIONAi. 79 gadd de los Misíoneros que acompailaban a los Descubridores y de otros que evangelizaron el Archipiélago. Los Agustinos se establecieron en 1565; los Franciscanos do– ce ailos más tarde, los jesuitas, en 1581; los Dominicos en 1587 y los– Recoletos comenzaron sus trabajos apostólicos a principios del si– glo XVII (1606). Los Capuchinos en Oriente Los PP. Capuchinos, requeridos para las Islas Carolinas y Pa– taos, se embarcaron en el puerto de Barcelona a bordo del vapor clsla de Panay• a principios del mes de Abril de 1886. Los PP. Capuchinos Misioneros, de paso para su destino, lle– garon a Man'ila, ho$pedándose en el Convento de los PP. Domini– cos. Enterados los PP. Franciscanos del arribo de los PP. Capuchi– nos los llevaron a su Convento, donde permanecieron mientras no· tuvieron oportunidad de trasladarse a su destino. Los PP. destina– dos a Ponapé, viendo que su est.rncia se prolongaba in<lefinida– mente, alquilaron una casa que les sirviera de residencie, en el ba– rrio de San Marceiino. Necesidad de fundar en Manila una Pro– cura para Carolinas, Pelaos y Marianas. Todas las Ordenes religiosas, Aitustinos calzados y descalzos, Dominicos, Franciscanos y jesuitas tenían (desde el principio) en Manila sus hermosas procuraciones que les servían p11ra tratar con la Metrópoli todos los asuntos relacionados con los poderes civiles, para mantener relaciones con los Prelados espailoles y para prepa– rarse en el estudio de les lenguas regionales. Teniendo en cuenta por otra parte que Manila es el centro més higiénico, más confortable y de mayores conveniencias y facilida– des para todo intercambio, y pudiendo considerérsele como un Sa– natorium para recuperar la salud quebrantada por los excesivos tra– bajos, por los sufrimientos o por el calor, no es de extrañar que a todos, propios y extraños, fuese manifiesta la necesidad de tener nuestra Orden Capuchina en Manila una residencia o centro desde donde poder atender material, civil y espiritualmente a nuestros. Misioneros de Carolinas, Palaos y Marianas. El Sr. Arzobispo y las Autoridades civiles, acordes todos y haciéndose eco de las aspiraciones. de los PP. Capuchinos, procu– raron buscar en Man:la un lugar a propósito para la erección de– una Residencia. Visita del Rvmo. P. Llevaneras. A principios de 1887 desembarcaban en Manila el Rvmo. Pa-
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