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72 ANUARJO MJSIONAL del Gobierno. Al principio fué querido con delirio por la parte ofi· cial del Gobierno; al fin muy aborrecido sin duda por el celo con– tra los vicios y escándalos de los españoles.> En esta tensión se· hallat.an los ánimos, cuando sobrevino una indisposición estomacal al P. Agustín, que se encontraba en Auak con Fr. Sebastián de Sangüesa. Solicitada, contra el parecer de éste, la asistencia de un facultativo, acudió desde Santiago de la Ascensión el practicante del cañonero «Quirós• o «Villalobos>, y luego de propinar al enfer– mo una pócima, desapareció como por encanto. A las pocas horas era el P. Agustín presa de acerbos dolores, fallecien– do dos d!as después en la Colonia con todos los sínto– mas de un envenenamiento. Tan triste desenlace tenfa lugar en 'ZT de Febrero de 1899, dla que vistió luto el corazón de nuestros misio– neros y la Misión de Po· napé. En 26 de Diciembre de 1901 seguiale a la tumba en Yap el R. P. José de Valencia. Después de ha– ber administrado este Pa· dre con verdadero celo apostólico el distrito de Mu· P. Arus1io de Arlftez miguil, fué destinado a la Misión de Santa Cruz de Machavao, donde fundó un orfanatrofio, amén del Colegio de mu– chachas internas, de que hablamos en el capitulo anterior. Al mismo tiempo atendía a su extenso territorio misional, que comprendía los pueblos de lnuf, Luech, Lamer, Ngof, Tabinifi, y tenia su :residencia en Santa Cruz de Machavao, a cuya escuela acudían los jóvenes de ambos sexos de todo el distrito. En 23 de Abril de 1903 moría en Goreor el R. P. Luis de Gra– nada. Este Padre fué austerfsimo, pues en aquel país y misión difi· cilisima observaba toda la austeridad de los conventos de Espaila. Fué versadisimo en la lengua y costumbres de los naturales de las Pataos, como lo demuestran su «Devocionario• y •Catecismo de Doctrina Cristiana• en el idioma de Pelaos, de que ya hicimos
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