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A.~IJARIO MISIONAL quisieron aceptar su ominosa dominación ni saber nada de sus doc· trinas seudoevangélicas. Actitud diametralmente opuesta observa· da por los mismos con las autoridades españolas, ya que no bien desembarcadas éstas, apresuráronse a rendirlas pleitesía, a una con todos sus súbditos, en la firme esperanza-aseguraban ellos a nues– tros Misioneros-de que la instalación de nuestra colonia religioso– política proporcionarla a todos la paz, la justicia y la libertad. (Cf. P. Joachln M.ª de Llevaneras: Visitetio Missionis Carolinarum. Anal. 111, 374). Consecuente con tan consoladorus ideas, dirigióse el Rey de Kiti personalmente a Santiago de la Ascensión para entrevistarse con los Misioneros, que no llevaban aún sino mes y medio de es· tancia en la isla; obsequióles con varios presentes y les suplicó en– carecidamente una estación misionera para su pueblo, a lo que ac· cedieron gustosos nuestros Padres, erigiendo en dicho reino, aun· que dos años más tarde a causa de la primera sublevación, una ca· se-misión con el nombre de S. Félix de Kiti. (Cf. joachin Maria a Llevaneras: Visitatio Missionis Carolinarum. Anal IV, 26.) Tanta confianza y docilidad de los indigH as en nuestros Mi– sioneros prometlan ricas cosechas de almas. La lluvia benéfica de la divina palabra y el calor fecundo del buen ejemplo prodigado por nuestros Padres y Hermanos iban a ser los agentes enérgicos de una recolección maravillosa. CAPITULO SEGUNDO Celo Apostólico Luego que nuestros misioneros se establecieron en Carolinas, salió al paso de la trayectoria de su apostolado una no pequeña di· ficultad: el desconocimiento absoluto de los idiomas indígenas. Tres eran estos, y completamente distintos: el de Yap e islas adyacentes, el de las Pelaos y el de las Carolinas Orientales. Nuestros Padres y Hermanos, que ya contaban con obstáculo tan grave, pusieron con ardor manos a la tarea de aprenderlos y tanta prisa y arte dié– ronse en su empeño que al cabo de dos años no rnás de es!ancia, aparecla ya una gramática, otiginal del P. Antonio de Valencia, intitulada •Primer Ensayo de la Gramática de la lengua de Yap.• Su aparición fué saludada con encomiásticos artículos por la prensa filipina y española.
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