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ANUARIO MISIONAL 89 otro libro piadoso; el Secretario lee el acta anterior; el Tesorero rin– de cuenta exacta y detallada de las entradas y gastos en dinero y el Guardián de los artículos recibidos para los pobres. Acto seguido. tiene lugar la colecta; el Secretario llama por orden alfabético a to– dos los miembros, dando !a preferencia al Sr. Obispo y Rdos. Pá– rrocos. El nombrado se adelanta y deposita su óbolo secreto en la bolsa que mantiene el tesorero. Los que no han podido asistir man· Cementerio Parroqulol de S omay, Isla de üaam. dan su donativo por medio de otro. Cuéntase en presencia de todos lo colectado y el Tesorero publica en voz alta el resultado ante la congregación. Equivocado andaría quien, dada la condición de la isla, pensa– ra que la colecta mensual resulta de poca importancia. En las últi· mas reuniones a que tuve la dicha de asistir no bajó la colecta de 125 dólares (ptas. 915), y, según informes, cuando i1lguna vez- ra· ra- lo colectado no ha sido lo suficiente para cumplir los compro– misos ya contraídos no ha faltado quien ha suplido la falta con su bolsillo particular hasta con 26 dólares (Ptas. 190.) Ese tal es Mr. Pedro Martinez, chamorro de pura cepa y Vicepresidente de la Con– ferencia. Nota simpática de la Conferencia de Guam la da el final de la misma. Puestos de pie todos los asistentes cantan con entusiasmo un himno que llaman • Cantan San Visente:> letra conmovedora con la vibrante música del «Guernikako Arbola•. Como los asistentes

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