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Nuestras Misiones de Oceanía V icariato Apostólico de Guam OS lectores de nuestro Anuario Misional están al co– rriente, por lo dicho en números anteriores, del origen y desarrollo histórico de esta hermosa Misión cuya so– licitud pastoral fué encomendada el arlo pasado al limo. y Rmo. Padre .\liguel Angel Olano y Arteaga, O. M. Cap. cuando por motivos de salud, dimitió el mismo cargo su antecesor benemé· rito y abnegado misionero durante más de veinte arlos en aquella isla, el lmo. y Rmo. PadreJoaquín Olaiz Zabalza, O. M. Cap. quien goza al presente de su mert.cido descanso en nuestro convento de Pamplona. Las condiciones de nuestro apostolado en Guam si· guen su curso normal, intensificada la acción misionera por el nuevo Vicario Apostólico que ejerce con gran celo su solicitud pastoral. A fines del ailo 1935 fué nombrado Sup. Regular de la Misión el M. R. P. Eusebio de Azpilcuela que a la sazón ejercía el mismo cargo de responsabilidad en nuestra Misión de Filipinas. Por razón de algu· nas dificultades de origen Norte-Americano todavía no ha podido entrar en Guam el susodicho Padre: pero creemos firmemente que se vencerán las dificultades y el limo. Sr. Vicario Apostólico podrá recibir en fraternal abrazo pronto, a quien lo Orden Capuchina des· tina como el más seguro apoyo y complemento de sus trabajos pos· torales. No han cambiado, pues, nada el estado personal de la Misión desde el año pasado: y, a falta de datos estadísticos completos que no han podido llegar a nuestras manos este ailo, insertamos en este nº. del Anuario un trabajo de síntesis muy bien hecho por un celoso
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