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ANUARIO MISIONAL 77 que hasta entonces le quemaban incienso y se postraban ante sus ~Iteres. Un maestro viejo al llegarle su vez lloraba o grandes gritos y un pequeño seminarista munnuraba a espaldas de su Prefecto: Cuidado que le cuesta a ese el dejar las malas compailias... Media hora después, cuando en el reloj de la catedral (si en Pingliang hubiera catedral o siquiera reloj) tocaría las doce campa· nadas de la noche buena, el agua bautismal que con una concha de· rramaba S. Urna sobre las frentes de los nuevos cristianos, repica– ba en el fondo de la jofaina como las campanillas de la noche de na· vidad. En la Misa de gallo, antes de la comunión de los demás cris– tianos, los 35 nuevos hijos de la Iglesia, con las velas enct.ndidas, salieron al encuentro del Nh1o Jesús que venia a tomar posesión de aqutllos templos abandonados por el demonio y hermoseados con la inocencia bautismal. El día de Reyes y en festividades sucesivas fueron repitiéndose estas ceremonias consoladores y en la fiesta de Resurrección, en que escribo estas líneas, hallo en el libro de bautismos la consoladora ci· frade 134¡ 105 de los cuales son de adufios que han estudiado el catecismo durante el ejercicio de este año. Hoy ha habido en esta capilla 231 comuniones y dice el P. Félix que hace seis ailos, al lle– gar ellos a la misión, en este mismo die no comulgaron m!ls de trece cristianos. Una sola pena hay en medio de tanta felicidad. Ya este año, en varias estaciones han tenido que rechazar a los catecúmenos por falta de medios para mantenerlos durante el catecumenado y según los rumores que llegan de las altas esferas curiales, para el próximo ejercicio habrá que suspender la actividad de varios centros misio– nales. Mis lectores consulten con su conciencia cristiana y decidan en consecuencia. Fr. Alfonso de S. Mar tín Mii. Apc., O. M. Cap, Pingliang 12 de abril de lf!J6

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