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ANUARIO MISIONAL 59 su excepcional importancia se les ha reservado un articulo en este mismo número del Anuario. I CATECUMENAoos.- Comienzo por esta necesidad porque los catecumenados son precis~meme los primeros que han sufrido las consecuencias de la reducción presupuestaria, como habéis po· dido comprobarlo por el párrafo que os he citado arriba de una car· ta del R. P. Fernando de Dima. Los catecumenados están abiertos de ordinario desde prir.ci · píos de octubre hasta fines de marzo. Durante el resto del año el misionero se dedica por si mismo y por sus catequistas a reclutar nuevos adeptos para el catecumenado siguiente. Lo primero que hace falta en una Estación Misional, cuando los nuevos catecúme· nos vienen a ella a aprender la doctrina y a iniciLrse en la vida cristiana, son locales adecuados (sala de estudio, comedor y dor· torio. Los catecúmenos deben estar en la Estación Misional por tér· mino medio tres meses: dos prer-arándose para recibir el santo bau· tismo y uno más despu· s del bautismo ejercitándose en la obser· vancia de la vida cristiana recién abrazada. Durante todo ese tiempo comen a costa de la Iglesia. Calcu· lad, pues, las sumas que hubiera tenido que invertir, v. gr., el R. P. Fernando en este año para alimentar en su Estación seiscien· tos catecúmenos durante tres meses. Si queréis más graficamente, res~ltan MIL OCHOCIENTAS personas comiendo de la mesa del Misionero durante un mes, o si preferís, CINCUENTA Y CUA· TRO MIL personas (54.000) comiendo en un día a costa del Misio– nero. Y añadid a todo este las colchas y mantas para dormir tantas personas y el combustible para calentar las camas (el K'ang) que todo corre a cuenta del Misionero. Y luego extended e~le cálculo que habéis hecho p3ra una Estación, a todas las de la Misión pro· porcionalmente al número de catecúmenos, porque en todas se or– ganizan y funcionan de la misma manera los catecumenados. Más; para el buen orden y felices resultados de los catecume· nades hacen falta muchos y buenos catequistas a quienes además de la manutención hay que dar su bonita retribución: unas cuatro· cientas pesetas anuales a cada uno. 11 ESCUELAS.-Las que actualmente estamos sosteniendo nos cuestan al año unas VEINTE MIL pesetas, y no solo no quisiéra· mos rebajar ni una peseta de esta cantidad, sino que seria nuestra mayor satisfacción poder invertir en ellas C IEN MIL pesetas anua· les: porque si ahi son tan útiles y hasta necesarias las escuelas ca·
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