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ANUAlllO MtSIO:-IAL 57 cautiverio comparddos con la acérbisima pena moral que caus• en su ánimo la desoladora visión de tantu mies que se cae de puro madura y se la lleva el enemigo de las almas?..• 2".-0ESPEOIOA DEL MtOICO V CIERRE DEL HOSPITAL. Este es sin duda el hecho que más honda impretiión habrá producido entre nuetroes amigos y bienhechores y el que más claro habla u todos de nuestro angustiosa situación pecuniaria. A los dos ailos de ha– berlo contratado, vemos obli,gados a dt>shacer el contrato y a des· La t.mUla del Dr. L.•cac .'ltl. Pedir a un médico que reunla en si lun raras corno inapreciables cualidades de modelo de caballeros, fervoroso criMiano y excelen– te médico!... Es esto tan bochornoso que a todu trance hubiéra– mos evitado dar hacia atrás un p~so Je tan trascendentales conse– cuencias, si nuestras posibilided~s ecor.ómicss nos hubieran per– mitido acariciar siquiera una levlsima esperanzo de poder conti– nuar soster.iéndole sin gravar la Misión con grandes deudas. Sólo lc,s que sabemos el fncalcul&ble bien que nos hacía el Dr. Sr. D. Lucas Mei no sólo como médico sino también por su gran ascendiente sobre las autoridades y personalidades más destaca– das de la localidtd, cuyas simpatías se había grangeado ya para la Iglesia Católica, oodemos apreciar el duro l1 ance en que nos ha colocado nuestra penuria. Sólo los que palpamos el desamparo en que quedamos sin un médico a más de trescientos kilómetros a
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