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YA VXENEN .. ~ N día, sobre el camino de mi estación, ol tararear esta canción: •El viento sopla. Las nubes se agrupan en tro– pel. Después de haber extendido mi poder sobre la tier– ra, retomo a mi pals natal. Dónde podré encontrar guerreros que defiendan nis fronteras?> Los sucesos que se han desarrollado en estos días, me han traído a la memoria esta canción. Viento que hiela y deja huellas de su pa– so ha sido el ejército rojo, que ha sembrado el terror, y ha troncha– do y cortado cabezas. Ha extendido su reinado en el Kansu. La zozobra y la inquietud se han despertado al acercarse los co– munistas. Todos han huido, dejando el camino libre para que discu– rran por él. Tambien los misioneros nos vimos obligados a escapar. Un día, al atardecer, nos sorprendió la noticia de que muy cerca on– deaba la bandera roja. En la estación nos encontrábamos el Herma– no fr. Conrado y un servidor. Los Comunistas El ejército que nos amenaza está dirigido por unos cabecillas sin conciencia. El héroe nocturno, codicioso, quiere brillar a condición de que otro se oscurezca. No importa que esto se consiga por medio de la fuerza bruta o se ejecute con el pullal. Levantará su estatua a· firmando su pie sobre el pedestal de la Cllleldad. Y no es menor la de servirse de jóvenes incautos. He tenido el desconsuelo de contem– plar algunos de estos caídos prisioneros. -Pregunto a uno de ellos: Cuáles son tus doctrinas y creencias.. ? Saca la cigarrera de su bolsillo, enciende un cigarro e indicando los círculos del humo, me responde.:-•He ahi mis creencias.• - Y qué piensas del comunismo? Introduce sus dedos en la cajetilla y me ofrece un cigarro. Yo lo recibo. Me pregunta:•-De quién es ese cigarro? -Ahora es mio: le respondo. -Pues eso es el comunismo,-vuelve a responder. -En este momento celebro que seas su seguidor. Yo por mi parte! He aqul los ideales que gente sin conciencia ha conseguido plas– mar en aquellos cerebros calenturientos: ideales que muchas veces se reducen a fuegos fatuos, encendidos por el soplo fétido de unos envidiosos y vengativos que quieren abrirse paso para llegar al po– der, a las riquezas, al dominio. Este iriter~ material, expuesto con palabras tan brillantes como falsas, agitó y apasionó e estos jóvenes

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