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46 ANUARIO MISIOSAL como la primera, constaba de residencia para el misionero, de igle– sia, dedicada a N. S. P. S. Francisco, y de escuela. En 6 de Febrero de 1891 hacíase a la mar en Barcelona una nueva expedición de Misioneros con rumbo a las Carolinas, siendo destinados 11 las Occidentales los PP. y HH. siguientes: R. P. Antonio de Valencia. (1) • • Luis de León. • Toribio de Filie!. • • Luis de Granada. V. Fr. Melchor de Gerona. • Joaquín de Masamagrell. • • Otón de Ochovi. Con este refuerzo emprendióse la fundación de nuevas residen– cias: la de Aringel, que se componía de casa para el misionero, de iglesia, dedicada a S. Fidel de Sigmaringa, y de escuela. Esta fun– dación data del 26 de Octubre de 1891. La Residencia de Malay fué erigida en 4 de Agosto del mismo año. Constaba de capilla, dedicada a ta Divina Pastora, y de es– cuela. En 29 de Agosto de 1893 construyóse en lnfrá una capilla, de– dicada a S. Serafín de Montegranario. Desapareció posteriormente esta capilla, al ser levantado muy cerca de ella el Colegio de Santa Cruz de Machavao, y hacerse por este motivo innecesaria. También por este tiempo edificaron nuestros misioneros otras dos capillitas: la primera en Ocholap, en 10 de Mayo de 1893, dedi– cada a S. Lorenzo de Brindis, y la segunda en Fra. Rumung, en 6 de Diciembre de 1893, dedicada a S:::nta Verónica de Julianis. Ambas capillas, apenas levantadas, fueron destruidas por un baguio o ciclón. La iglesita de Inuf fué erigida en 5 de Junio de 1893. En ella solo oficiaba el misionero de vez en cuando, por carecer de residen– cia fija. Estaba dedicada a San José de Leonisa. La estación misionera de Santa Cruz de Machavao fué funda– da en 26 de Noviembre de 1893 y la de Onean en 6 de Abril de 1897. Las dos contaban con sus respectivas escuelas e iglesias, es– tando dedicada la de Santa Cruz de Machavao a la Exaltación de la Santa Cruz y la de Onean a S. Félix de Cantalicio. (1) Este Padre habla llegado a Yap en 29 de Junio de 1886, cuando la prime– ra expedición de misioneros; mas a1 poco tiempo vióse obligado a volverse a Es– paña, víctima de traidora enfermedad. Helo aquí, que restablecido ya de su gra– ve dolencia, torna animoso al campo de las misiones a trebajar en Ja salvación de sus queridos carolinos.
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