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150 A:-;UARIO MISIO:"<AL se escaparon por la puerta del Este, dejando la ciudad indefensa. Asl que no tuvieron más remedio los ciudadanos que abrir las puer– tas a los bandidos para sentir menos el rigor del saqueo. Sin embargo, para la clase de ladrones que se ven de ordina– rio, tiene tan buenas murallas que hucen fácil su deft>nsa. Soto acci– dentalmente y debido a una superstición, podrían ahora servir me– nos para tales casos. Las lluvias extraordinarías de este año abrie– ron dos grandes boquetes en ellas; uno ya lo repararon, pero el otro no, porque al remover la tierra salió una gran culebra y el que dirigía las obras, jefe como si dijéramos, de la cámara de comercio de la ciudad, dijo que no podían continuar las obras pues habían tur– bado la paz del espiritu que en ella habitaba ahuyentándolo y antes habla que invitarle a que volviera. Han pasado tres meses y las obras siguen suspendidas pues aun no consiguen volvt>r . A cincuenta pasos de la ciudad hay un monumento de cincuen– ta metros de altura lev&ntado a la memoria de un general que se distinguió por su extraordinaria fuerza en lanzar grandes piedras. El terremoto del año 19'20 lo partió de arriba 11 bajo viniendo a tie– rra casi la mitad. Cristiandades: Los pocos cristianos que hay, se hallan despa– rramados entre los diversos núcleos de paganos, lo que hace que estén de continuo en peligro su fe y costumbres. Para visitarlos tiene que andar el misionero de ordinario de veinte a treinta kiló· metros pasando dos o tres montes. Solo en Mio·chuanli (valle de la pagoda) hay para empezar un buen núcleo de familias t.ristianas cuyas conversiones son fruto de la caridad y cuidados que el P. André~ les dispensó en la época del hambre los años pasados. Son tan pobres que solo una familia, de entre todas ellas, tiene casa bastantt> decente para poder decir Misa. Por eso no cesan de pedir al misionero, construya pronto una iglesita, ya que es la única solución, pues dista este lugar v'einti· cuatro kilómetros de Hoating. Rueguen mucho porque esta iglesita y otras esperanzas del misionero sean pronto una dulce realidad. Hoating 20 de Diciembre de 1934. T . V.
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