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ANUARIO MISIO:-IAL PRIMERA PARTE LOS HECHOS CAPITULO PRIMERO Fundación de la Misión •Padres, tenels dos grandes misiones que cumplir: Una la de salvar almas: la otra, la de formar buenos españoles en tierra lejana.> (Palabras del Rmo. P. foaqufn de L/eoaneras a los Misioneros momentos antes de partir. Cf. Mensajero Se– ráfico, Madrid. Junio. 1886. t. 111. 0 n. 0 34.) L apoderarse el gobierno alemán de las Carolinas alegó ~ que éstas er,m territorios sin dueilo, pues Espaila te– níalas abandonadas desde mediados del siglo XVIII. Tan prolongado abandono estaba en parte justifica· do, porque ~n ese lapso de tiempo España, dueila de otras impor– tantísimas colonias, había sufrido primero las invasiones francesas y después la guerra civil y la constante lucha funesta de los parti· dos políticos. Aunque León XIII no dió por válido el título que alegaba el gobierno alemán, reconoció no obstante la razón del reproche que nos dirigía Alemania, y para repararlo indicó a nuestro gobierno en el segundo punto de su arbitraje la conveniencia de una ocupación efectiva. Para mejor realizar ésta, tornó d gobierno espailol a nombrar un gobierno político-militar para las Carolinas Occidentales con re· sidencia en Yap y otro pura lasOrientales con residencia en Ponapé, siendo a petición propia los Capuchinos de la Provincia de Espaila los Religiosos designados para evangelizar aquellas regiones. Con este fin y por unánime parecer y consejo del Nuncio de suºSantidad en Madrid, de los Superiores de nuestra Orden y del gobierno es– pailol. las Carolinas fueron separadas del Vicariato apostólico de la Micronesia, en que habían estado hasta 1886enclavadas, y se es· tableció en ellas una misión especial independiente, que fué enco-
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