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ANUARIO MISIONAL 75 de ellos es Ma. Me aseguró que antes de una semana vendría con mi rescate. Nos despedimos, volviendo yo a mis prisiones. Du· rente el regreso uno de los dos números que me hacían escolta se empelló en que había de cederle la piel de cabra que acababa de re· cibir de Me José. Ay de mil exclamé acongojad!simo. Tan poco dura la dicha en la casa del pobre! Ay hermosa piel de cabra! Sin duda mis males no tienen remedio! Pué un momento de irreflexión. Luego volvió la calma al conjuro de los santos de Asls y de Loyo– la. El dla 12 lo pasé en un sueño, recostado en un rincón de la cue– va; y lo mismo la noche subsiguiente. Por toda aquella temporada !rala mucho sueño atrasado, a causa principalmente del frlo que no me dejaba sosegar un punto. 70- Llega mi carta a su destino. La carla del presunto muerto fué entregada por MaJosé al destinatario en las inmediaciones Sanxelipú, en la caverna Tsai– atxi-Paulo. Aquí se hallaban refugiados como los primitivos cristia– nos en las catacumbas los Padres Bartolomé y Gerardo acompaña· L1 c•rt1 del misionero cautivo. dos de Fr. Isidro. Muy avanzada ya la noche llega el cartero y gol– pea la puerta. Alarma en el interior. e No temáis, dice Ma José; yo soy. El misionero cautivo vive todavia; vengo con su carta.• Qué

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