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A.SCARIO .\USIOSAL 31 no haber además esperanzas de mejor socorro y aprovisionamiento de parte de los Gobernadores de Filipinas, quedando de es·a suer– te suspendida la evangelización de las Carolin;:s hasta la llegada, en 1880, de nuestros primeros Misioneros Capuchinos. Tan largo abandono debióse por igual, como acabamos de apun– tar, a las enormes dificultades, que ofrecían aqudlas lejbnas misio– nes, y al poco celo y apoyo que les prestaron en el XVIII y prime– ra parte del XIX los Gobernadores de filipinas. No en vano habían pasado ya para Esparla los siglos de fe y de espíritu aventurero. Nuestra patria ya no miraba a sus colonias sino con ojos utilita· ri~tas, olvidada-dice Ramiro de Maeztu (1)-de que habia sido grande •por haber antepuesto el deber al derecho, el servicio al mando, la función civilizadora al imperio.• En sus empresas de Ul· tramar no la guiaba yJ ante todo aquellos grandes principios dt: ca– tolicidad, de espiritualiddd y de sacríiicio por la evangelización del mundo, que en los siglos XVI y XVII habían sido los forjadores de tanta magnificencia y tanta gloria. El conflicto con Alemania. Desde la muerte del P. Cantova nuestras relaciones con las Carolinas redujéronse a algunas visitas de nuestros buques de guerra a aquellas apartadísimas islas, hasta que en 1852 el coronel espa1lol Coello indicó a nuestro Gobierno las ventajas que reportaría la ocupación efectiva de las Carolinas a nuestro comercio de Filipinas con América, porque Espnila necesi· taba de las Pataos y Carolinas para convertirla~ en ~calas ma· rilimas del largo trayecto tendido entre las Filipinas y Antillas y abierto por el Canal de Panamá. Pero tanto interés como España tenían Inglaterra y Alemania en la ocupación y posesión de las Ca· rolinas, no por las naturales riquezas de éstas, sino por su posición geográfica en la ruta de América a través del Canal de Panamá, que estaba en vias de abrirse. Alemania e ln¡?laterra pretendían ha– cerse duerlos de él. Y Bismark, al querer apoderarse de las Caroli· nas no tiraba síno a ocupar una posición tan importante para el día en que se inaugurase el Canal. (2) Idénticas intenciones abrigaba (1) En Acción &pa~oln. Mndrld. Marzo 1932. n. 0 7, p. 91. laoa? (2¡-¿Quiere V. decirme si Jut.ga conveniente In ocupación de Yap. y los Pe· -Creo que nos conviene en gran manera la ocupAción de las Carolinas Ot· cld~ntnles y Centrole.s, porque el ~rupo de las primeras se interpone entre las Flllpinna y las Marianas, y éstos y los Carolinas Centrales nos cerrarían, en caso de POSeerlas otro nación el cumlno del Pacífico. De una entrevista del teniente de navfo O. Jos~ Romero, segundo coman· dante del crucero cVelasco•, en su viaje, 1885. de explorAción )' estudio a las

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