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ANUARIO MISIONAL txiaoml. Mi intención era buena; pero nuestros sayones no podían juzgar de internis, y debieron pensar que yo me adaptaría fá– cilmente a la vida de la nueva comunidad. En el pecado llevé la penitencia. Quise remediar la falta, aunque tarde, haciendo desde el cuarto dio lo que debí hacer d.:sde el primero. Las graves discu– siones y porfías enconadas sobre la posesión del kang me hicieron olvidar el hambre atrasada que traía. No probé bocado aquella no– che. Y al die siguiente, fingiéndome indispuesto, me negué también LG• i'1.f1loaero1 • rr·aacados de la e11acl6a ml1foael. tC"f. n.• 15. En mar· cha hacia la guarida. a tomar alimento. Los rojos se decían entre si: •Este extranjero es un hombre caprichoso y un súbdito rebelde a la autoridad• . 34.- EI campamento de los out-law. El 14 de Noviembre por la tarde el estado mayor rojo cruzó et rlo Tung-ho, pernoctando en Ku-txia·wan. El grueso del ejército y los cautivos lo pasamos a la mañana siguiente; los rojos sobre ani– males y nosotros a pie con agua fria hasta la cintura. Aquel baño de medio cuerpo fuéparami de mo.iy saludables electos. No en vano ven– go predicando y practicando de~de hace tiempo el método dehidrote– rapia. Para los chinos piaotze fué tormento insoportable. El esta– do mayor preparó un banquete, sacrificando numerosos puercos,

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