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32 A:-IUARIO MISIONAL tiene que cubrirse de pieles. Considera, pues, plo lector, el confort que nos aguardaba en las altas cumbres hacia las cuales caminába· mos, y en las cuales vivimos durante los meses más rigurosos del i nvierno, primero medio desnudos, y de&pués... tres cuartos des· nudos. 28-Un amargo desenj!año Hasta mañana! ¡Hasta mailanal me decían mis doscompaileros al ser puestos en libertad. Porque era cosa convenida, o poco me· nos, que los rojos permanecerían en Txengtxiyuan hasta recibir lo que se les había prometido por mi rescate. Nos engañamos. Te· miendo sin duda algun9 sorpresa, eJ ejército rojo se puso t:n marcha antes de clarear el dla. Sonaron las cornetas de órdtnes, y los ban· dldos, de vario y abigarrado uniforme, formaron en filas como sol· dados. A todo esto nevaba y nevaba copiosamente; y el frío tras· pasaba las carnes de lospiaotze, (cautivos.) Pregunto a dónde va· mos y me responden con evasivas. 29-Una procesión ori~nal No bien iniciamos la tercera jornada me llamó la atención una novedad extraordinaria. De Ja noche a la mailana muchos rojos se hablan convertido en blancos, otros en negros, algunos en morados, sin que faltaran unos cuantos verdes. El espectáculo no podía ser más pintoresco ni más divertido. Me hubiera reído con ganas, si Ja idea de Ja profanación que aquella mascarada suponía no me hubiera helado la risa en los labios. ¿Qué era? Era que los de la cofradía roja, para defenderse del frío, se habían puesto encima los orna· mentos eclesiásticos que robaron en la sacristía de Sanxelip1í y tal vez en algunas otras iglesias. Al frente de todos iba un mozalbete de unos 17 años, cubiertos los hombros con el manto capuchino del difunto P. Simón de Bilbao. A este medio capuchino le seguían va· rios sacristanes o simples clérigos, vestidos de roquetes, los sub· diáconos y diáconos con dalmáticas; prestes portando capas plu· viales, celebrantes, con sus casullas puestas, ymonaguillos en muy crecido número. Amén de otros personajes que, a juzgar por sus distintivos, constitulan grados nuevos y categorías desconocidas dentro de la jerarquía eclesiástica. ¡Vivir para ver! 30.- Un g rupo de mendie;oxates vascos. Es creencia bastante generalizada, a lo menos en Sud Amé· rica, que la boina vasca denuncia infaliblemente el origen de quien
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