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ANUARIO MISIONAL 21 remedio! Nada hice por evitar mi prisión.. . y cuanto vino después. Al fin se echarc,n también sobre m! aquellas fieras, y me ataron como a los dos anteriores. Cito de nuevo el relato del P. Bartolmé en Verdad y Caridad: •Se lanzan con furia sobre nosotros, nos agarran fuertemente y comienzan a atarnos. Rápidos eran sus mo– vimientos y por lo mismo no acertaban a sujetarnos. Y como si la culpa fuera nuestra nos castigaron a fray Isidro y a mi dándonos fuertes golpes sobre el estómago. Apretaron tanto los cordeles cuan– do nos ataron que parecía imposible poder por largo tiempo sopor– tar el dolor. Fray Isidro, afligidisimo, no cesaba de decir: cSi no me sueltan pronto, me v11n a inutilizar los brazos., Los dos Padres, sometidos al mismo termentos que el Hermano, compadecidos de él intercedíamos en su favor. Pero la idea de la intercesión es al– go que no cabe en molleras bolcheviques. 15-Eo marcha hacia la ~oarida. Amarrados como se ha dicho nos sacaron de nuestra estación tmisional, en la que (dicho sea de paso) brillaban por su ausencia odos nuestros domésticos, pues apenas vieron venir la tormenta se \ - ... Momento de desc•nso para loa b•ndldoa qae llevan preaoa • 101 tres Mflfoneros. alejaron de nosotros, como se alejaron de jesús sus discípulos cuan– do le vieron atado y preso en Getseman!; y nos codujeron a una cueva a poca distancia del pueblo. Por las calles no se veía a nadie.
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