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12 ANUARIO MISIONAL po. Los Padres Belgas de Scheut, misior.eros de aquel inclemente y árido lugar, han construido en todo el Vicariato 15 ciudadelas de defensa, fortificadas convenientemente; 15 Liejas en pequeño, co– mo si dijéramos. Cuando amenaza peligro los Padres misioneros. dejan las estaciones abiertas e indefensas y se refugian en las amu– ralladas. Y a fe que es la única manera de hacer algo estable en estos parajes en que la autoridad del gobierno central &penas tiene intervención ni influencia efectiva. De la misión de los Padres belgas pasé a la de los francisca– nos de Yen-ngan-fú (Schensi), la cual confina por el occidente con el Este de mi distrito, siéndome por este motivo muy conveniente ventilar algunos asuntos misioneros con mis vecinos propagadores. evangélicos, que son multiseculares en China. Estuve en y¡¡,.fang– tou el 17 de septiembre, pocos días antes de ser apresado por los bandidos el benemérito P. Fra11cisco Fradua, oriundo de Bermeo. Mucho sentí la desgrada de este hermano mío en San Francisco. Tuve ocasión de hablar con los soldados que iban a libertarle. Re· corrí la misión franciscana de norte a sur, desde Yülinfú hasta Fou– txú. El espírilu misionero es en verdad edificante en este vicariato modelo; así obtiene tan numerosas conversiones. Y no obstante la diversidad de origen y procedencia del personal que constituye un mosaico en que tienen su representación casi todas las provincias españolas, a todos lo~ operarios del vicariato anima el mismo espí– ritu; todos convienen y comulgan en una sola aspiración: cla sal– vación de las almas•. Emprendí el regreso a mi distrito vía Heisui– se-Taipaime recorriendo otra vez sus bosques y sus ~ás aparta– dos valles de oriente a poniente. Por haberme salido bien mí excur– sión de 40 días por aquellas regiones que se suponían guarida y refugio ordinario de los hijos de Caco, llegué a formarme la ilusión de que, a lo menos en mi distrito, había terminado la leyenda de los ladrones, inaugurándose en el campo y en el bosque una era de paz octaviana. Si seré optimista! El ¡;¿ de octubre a las primeras horas del die entraba en Sanxe– lipú. Poco despúes llegó tambien fray l:;idro procedente de King– yan; dijo que esperaba impaciente mi retorno, pues viendo que no regresaba para el dia convenido, temía que me hubiese sucedido algo desagradable, y ya estaba pensando en buscar emisarios que averiguasen mi paradero. 5.-Rect.or suplente en Sanxelipú. Cuatro días más tarde el P. Bartolomé me entregaba las llaves de la casa central cuyo rector era, constituyéndome administrador _,
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