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A.'<~ARIO MJSIONAL 251 sello que consagra definitivamente toda grandeza moral, y justifica el aplauso para los que consumaron laudablemente su carrera, con la mira puesta en Dios, más ullá de las fronteras de esta vida mi– litante. En cambio nos hemos entretenido en relatar, en el último ca- pitulo de este Anuario, la forma práctica y el ambiente sobrenatu– ral de educación misionera que en nuestros Colegios proporciona– mos a los futuros apóstoles: lo mismo que la aportación amable de nuestros Roperos Misionales en los que trabajan almas selectas an· siosas de llegar con su espíritu a donde no pueden llegar con su cuerpo. • . ... Tributemos ahora al Sellor rendidas gracias por las bendicío– nes del cielo fecund~doras de nuestra acción misionera: porque cna· da es el que planta ni el que rie.ga, si Dios no da el incremento.• Reconozcamos de buen grado, la mucha parte que en nuestros éxitos han tenido nuestros bienhechores¡ pero detengámonos un momento a reflexionar que ni el esfuerzo realizado, ni el éxito ob– tenido hubieran sido posibles sin la fecundidad sobrenatural de nues– tra amada Provincia en su pldntel de vocaciones, llamado entre nos– otros •Escuela Seráfica>, cultivadas después con maternal carino en nuestros Colegios de jóvenes religiosos. Treinta anos hace que se abrió la Escuela Seráfica¡ y durante esos anos ha mantenido, por término medio, a 100 ninos en los cin· co cursos de latinidad y humanidades, enviando cada año a nuestro Noviciado 16-20 jóvenes de 17 años, deseosos de abrazar la vida capuchina con todas sus austeridades y con todas sus apostólicus empresas. Anualmente lrnn llegado a plena sazón por el sacerdocio 8-10 profesos solemnes, dispuestos a trabajar como buenos en don– de la obediencia lo~ coloca, después de prolongadas pruebas y prác· ticas progresivas en los distintos ministerios sagrados. Piensen nuestros lectores en el cúmulo de energías espirituales, culturales y económicas representado por el empeño de llevar al elegido por Dios a los t 1 años hasta los 25, a través de todos Jos trances de esa niñez y adolescencia en el claustro. ¿Cómo una Orden Religio· sa pobre puede soportar el peso de tan costosa y larga educación? ¿Cómo una Provincía Religiosa encerrada en los estrechos limites de Navarra, Vascongadas Y Aragón puede aportar número suficien– te de vocaciones, que no se dan por buenas sino mediante exquisi· ta selección intelectual, moral Y e:>piritual?.. Indudablemente, la mano de Dios está aqul: los hogares pro· fundamente cristianos de nue,tra querida tierra ofrecen atmósfera
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