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_._ A ~CARIO MJSIOSAL da por estas jóvenes de Estella, que hdn visitado los pueblos veci· nos de la merindad, para aume~tar el número de socias, pues si la insignificante cuota, desde 0'25 hasta 1 peseta parece insignifican– te, unida a otros pocos constituye una entrada regular y no despre· ciable, con la cual han podido comprar buenos objetos para el culto, y preparar para el misionero, que en este año será el agraciado el R. P. Bartolomé de Puente, cuanta ropa de iglesia ha solicitado, in– cluso un precioslsimo palio. l lumilde y silencioso, y hasta casi desconocido trabaja este Ro· pero de Villava, cuyo grupo de Socias activas, está representado en su totalidad en la presente fotografía. Almas, cuanto más humildes más grandes, les llega la hora de salir de su soledad silenciosa, y como la fragante violeta oculta en· tre las hierbecillas del campo es buscada con afán para entrelazarla .en vistoso cbouquet,> as! vienen en el día de hoy estas entusiastas, pocas en numero, a unir sus entusiasmos y fervores con estos gru· pos misionales cuyos nombres quedan impresos, como señal de gra· titud por la ayuda econ{)mica que con sus dones nos prestan, y por la alegría que hacen sentir al misionero Capuchino al verse acom– pañado en su pobreza, de estas almas, verdaderas madres de após– toles, que les llevan los consuelos de sus dones y de sus dádivas. Con este activo centro misional tengo que unir ti no menos .simpático de Lecumberri, a cuya inauguración no faltó una repre– sentación del Ropero de S. Sebastián, presente también un mes más tarde, a la apertura oficial del establecido en Alsasua por el Reve· rendo P. Guardián. Las socias de este Ropero de Lecumberri, son hasta el presen– te quienes más han sentido el peso de la contradicción, pero los tro· piezos encontrados en su camino no han sido motivo suficiente para apartarlas de su tan decidido empeño de trabajar por las misiones. .Sm cuotas de ninguna clase, que les permitiera contar con un fon· do común para comprar la materia, que ellas han de transformar con su habilidad y constancia, tienen estas jóvenes el mérito, que nin· gún otro Ropero podrá señalar, de que al trabaio material debe pre– ceder el intelectual para preparar alguna fiesta, en la que se haga una recaudación más o menos espléndida, para poder continuar du· rante el año sus trabajos. ¡Lástima que no me haya llegado la foto de este grupo que a la terquedad del genio característ ico de la raza junta una volun– tad férrea, más tenaz cuantas más dificultades hay que vencer. Que 110 estuvieron desacertadas en ponerse bajo la protección de cNues· fra Seilora del Pilar.>
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