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A.'>l:ARJO ~ISIONAl las cosas siguen así, sino que además tendremos a nuestra disposi– ción mucho y excelente personal para las escuelas. Esta era una de nuestras grandes dificultades, como lo es en toda cristiandad nue– va: pero Nuestro Sellor nos ha querido ayudar en esto, aunque va– liéndose de medios bien fuertes como ha sido el hambre tan terrible que ha azotado a la vecina Provincia. Así, muchos maestros y maestras cristianos de excelente preparación en dicha Provincia, nos piden les admitamos aquí (que de otro modo no se hubieran de– cidido a venir) para mejor afrontar la penuria en que se encuentran sus familias, tal vez muy ricas hasta hace cuatro anos. Esto con el aumento de vocaciones para seminaristas, que hemos tenido, es para agradecer a Nuestro Seilor.• (2) De estos niilos de familias verdaderamente cristianas han podi– do los misioneros seleccionar muchos jovencitos que se sentían con vocación al sacerdocio, y en Sifengchen han abierto un seminario menor, regentado y dirigido por el R. P. Félix de Arbizu, quien en la actualidad se encuentre en el seminario de Tsin-chow aprendien– do una vez más de los veteranos .Misioneros Capuchinos alemanes la manera de formar y de educar al niílo kansuano y los medios más aptos para robustecer su vocación sacerdotal. Podemos formarnos idea exacta del rápido acrecentamiento, que se ha notado en nuestra Prefectura en el l!Sunto de la formación del Clero Indígena, trascribiendo la carta que el Rdmo. P. Grego– rio de Aldaba dirigía al Emmo. Carlos Salotti, Presidente de la Obra de San Pedro Apóstol, para la formación del Clero Indígena. Inmediatamente de realizarse Ja separación de esta mi– sión del Vicariato Apostólico de Tsínchow, erigiendo la Pre– fectura Apostólica de Pingliang, a mi cuidado encomendada, mi primera atención fui! la educación y formación de ministros del Señor escogidos entre esta gente indígena. Firmemente persuadido me encontraba, de que nuestros Misioneros no podlan realizar labor rnds eficaz para propa– gar la fe y establecer la Iglesia de Cristo como fundar el ae– ro lndlgena. Pero comprendiendo la escasez de cristianos que hay en esta Prefectura, y todos ellos de reciente conoersión, que dificultaba la realización de poderlleoar al cabo la obra, volvl mis ojos a la vecina prooincia del S/1ensi, de donde po– día recogerjóvenes de buen ingenio y carácter para estable– cer el seminario menor. Durante el ejercicio (1931-32) se contaban en el seminario ('J) P. Tarsiclo de Villava. Plngllang 18 Diciembre de 1932.
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