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ANUARIO MISIOMAL ficios y tamaflas privaciones, que el misionero se impone a si mis– mo, para conseguir la única satisfacción que anhela y ansia, la con· versión de los paganos infieles. Flores y frutos. Risueño amanecer En carta contestación al M. R. P. Provincial fechada en Cheng– yuen el día 7 de marzo de 1928 el Rdmo. P. Gregario de Aldaba escribía: • En la suya toca un punto tan ill'portante como la forma– ción del Clero lndlgena. Si desde ahl le parece tan necesario el Cleru Indígena; qué diría si viniese aquí? Y si para otros países lo es, ¿cuánto más no lo s.:rá para China tan culta y tan enemiga de todo extranjero? Creo que hacemos más con la formación de un so· lo sacerdote indígena que convirtiendo mil chinos. Mas está visto, que la formación del Clero lndlgena es imposible sin una sólida ba· se de cristianización de parte del pueblo. Las costumbres de la China pagana son muy contrarias al celibato. Los que lo guardan son ciertamente admirados y respetados. Pero la primera preocu· pación de los padres, cuando les nace un hijo, y al mismo tiempo una obligación considerada como muy sagrada entre ellos, es •com· prarle• la esposa. Y generalmente todos la tienen para cuando han llegado a los cuatro aflos. Una vez comprada Ja esposa no les que– da más remedio que casarse. Aunque ellos no lo quieran, los padres les obligarán. Porque resulta, por ejemplo; si la esposa es compra· da por 100 dólares, y después no la quiere el comprador, tiene que dar los 100 por los que la compró, y aún tiene que alladir cierta cantidad, creo que la mitad del precio de compra. De modo que en este caso tendría que dar 100 dólares por comprar la esposa, y cin· cuenta por no quererla. Esta es una de las costumbres que más nos perjudican para la formación del Clero.> (1) Dificultades de tanta monta han quedado rápidamente allana· das; y lo que parecía un imposible es una realidad encantadora. La Providencia de Dios, que dirige todas la~ cosas suavemen· te, y que sabe sacar bienes apreciados de las calamidades más an· gustiosas y desastrosas con que castiga a las naciones, resalta de manera admin1ble y amorosa conduciendo los acontecimientos hacia la resolución de tan importante problema misional. La terrible sequla, que se prolongaba durante varios aflos con· secutivos en Ja vecina Provincia del Shensi, produjo una lastimosa emigración de sus habitantes, que venlan en busca c!e refug io y de que comer a nuestra Prefectura de Pingliang. El dolor que esta se- (1) Carta del P. Oregorio de Aldaba. Chcn¡•ueng 7 de Marzo de 19'l8. 15

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