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ANUARIO MfSIONAI~ Los enemigos de la Misión La solución dada por el Virrey a la cuestión de la escol– ta , disgustó sobremanera no solo a O. Manuel Garcia , sino al Gobernador de Maracaibo, quienes muy lejos de ser los protectores de la Misión , diríase que se declararon enemigos de la misma. El señor García apeló al Rey, con una exposición satura– da de acusaciones calumniosas contra los misioneros, que fueron refutadas victoriosamenie por el Prefecto Padre Feli– pe de Cintruénigo en 1763. Quejábase el Prefecto amargamente de que la labor mi– sionera no era más intensa a causa de la inquietud, sobre– saltos y disgustos que ocasionaba n los misioneros el señor García. Y en cuanto a Ja &ctitud del Gobernador, escribió el mismo Prefecto al Rey O. Carlos III: •Considere vuestra Ma– jestad el lamentable estado de esta pobre Misión, el desam– paro y abandono en que la tiene este Gobernador. • La que– ja del P. Prefecto era justificada. Un día llegaron a la ciudad de Maracaibo tres indios cristianos, con el fin de vender maíz. El Gobe•.1ador los llamó a su presencia por medio de unos soldados. Al ser conducidos por gente de armas y·aJ verse en un palacio con tanta gente y con tanto aparato de grande– za, los pobres indios sintieron verdartero terror. Con aire de majestad y despotismo hfzoles el Gobernador varias pregun– tas de doctrina cristiana , en lenguaje para ellos desconocido. Acob::irdados los indios y sumamente tímidos, no supieron contestar. El Gobernador desatóse en frases de desconside– ración contra los mis_ioneros y mandó levantar Acta a un No– tario, para hacer constar la ignorancia de los indios y Ja ne– gligencia de los Misioneros. Nuevas expediciones En el año 1764. se trasladaron a la Misión tres Padres y un lego. En 1767 fueron el P. Manuel de Burlada, el P. Ma– nuel de Sarta y un Hermano. Cinco años más tarde llegaron a la Misión los Padres Nicolás de Estella, que murió en Pe– rijá el 15 Enero de 1773; Bernardo de Cárcar; Pedro de Zú– ñiga y Sebastfán de Corella.