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ANl'AIUO MISIONA~ 207 Brevísimo era el tiempo, que mediaba para la salida de la ex– pedición, e insuficiente si habían de instruirse, según las indicacio– nes recibidas, los, que en ella forman parte. Prueba del cariilo y simpatia que Superiores y súbditos de la Provincia sienten por esta dificil y costosa misión, la tenemos en la presente tanda de mi· sioneros, que ofreciéndose voluntariamente para marchar al Kansu, aceptaron complacidos la idea que el M. R. P. Provincial les expu· siera de acudir a diversos hospitales, para que allí se formaran e instruyeran en la cura y asistencia a los enfermos, y de esta suerte su obra apostólica pudiera producir mejores resultados, ganando por la caridad los corazones de aquellos desgraciados, y por la cura de las enfermedades corporales llegaran a sanar las almas. Los RR. PP. Pedro Bautista de Tolosa, Eduardo de Legaria, Alfonso de San Martín, con los Vbles. Hnos. Fr. Isidro de Artáz– coz, Francisco de Zabalza y Conrado de Salinas de Oro, fueron los escogidos para formar la cuarta expedición de misioneros. El primero de ellos, el R. P. Pedro Bautista de Tolosa, acudió al cursillo médico misional de Lille (Francia) obteniendo en el pri· mer cursillo, y después de riguroso exámen, el diploma que otorga el Instituto, para poder ejercitar h1 medicina en paises de misión. El P. Eduardo de Legaría asistía en el Hospital dt! Zaragoza a las di· versas curas y operaciones que tenían lugar, y el P. Alfonso pasaba unos meses en Inglaterra perfeccionándose en el inglés, tan nece· sario en la misión. De los Hnos. Legos, el Vble. Hno. Fr. Isidro, maestro de alba– ñilerfa, y en cuyo oficio trabajaba en la Provincia, recibfa algunas noticias de carpinterfa de algunos de nuestros religiosos, maestros en el oficio; mientras que Fr. Conrado se entrenaba en los princi· pios de medicina acudiendo todos los dfas al Hospital Civil de San Antonio en la ciudad de S. Sebastián, y las tardes las empleaba en aprender bajo la dirección del distinguido farmacéutico del mismo benéfico establecimiento Dn. José L11is de lrizar algunas nociones de preparación de recetas: y el tercer companero fr. Francisco de Zabalza se perfeccionaba de una manera extraordinaria en la odon– tología. Rápidos y breves fueron los cursillos, que frecuentaron, pero no han podido ser más aprovechados, pues en la misión han hecho maravillosas curaciones, y se han granjeado la amistad y la con· fianza de las familias más pudientes y de los jefes militares de más alta categoría: sirviéndoles para salir de la soledad en que dejan los naturales a todo extranjero. Con estos m'isioneros tomaban parte cinco Religiosas Tercia-

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