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206 A.W AAlO MISlOSAL que solicitaba con urgencia nuevo personal, pero bien formado e ins– truido en distintos oficios, y muy en particular en la medicino, pues en aquella región no había médico alguno, que pudiera asis– tir a aquellos infelices seres humanos. Las necesidades que el Rdmo. P. Prefecto sentía en la misión, le obligaban hasta seftalar nombres de religiosos, cuyas actividades y destrezas, podían ser en la misión de un rendimiento extraordi– nario. Vela ante sus ojos el problema de la edificación, y de la cons– trucción tanto de las residencias como escolar, y les era imposible estar a merced de los trabajadores chinos, cuyas obras y trabajos realizados por los medios más primitivos y rudimentarios, resulta– ban muy costosos para tan pobre misión, y a la vez muy enfadosos y enojosos para el misionero, por la pereza y falta de diliger.cia del chino. La cuarta expedición (1931) No se ocultaban al M. R. P. Provincial las múltiples razones expuestas por el Rdmo. P. Prefecto, y claramente veía la urgencia (4! exvealc16n) Y la rata de cDlvlnos lmpaclentel• •urge de día en di• m61 briosa y méa Intrépida, por negar hasta donde no Ueaó f rancisco de Javier. de multiplicar el número de religiosos, que contribuyeran a sobre– llevar la carga que la erección de la nueva Prefectura suponia a los pocos misioneros, que allí trabajaban con tanto celo como insupera– ble entusiasmo.

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