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200 ANUARIO MISIONAL mos de hacer ningún mal... Y después de otras vicisitudes que narra sobre las sorpresas . d~ los bandoleros, escribe lleno de entusiasmo y de fervor: Y los que se decidan a venir por aquí, que no crean que esto es Jauja o poco menos. Hay dias de grandes alegrlas y dias negros: pero yo creo que S. Pablo no fundó sus iglesias estando bien repanfíngado en una mecedo– ra, sino sudando la gota gorda: e Ter virgis caesus sum (tres veces luí azotado), semel lapidatus sum (una vez apedreado), ter naufragium pertuli (tres sufrí el naufragio) etc. (1) Esta larga época de hambre con la correspondiente agitación continua debida a las alarmas de la presencia de ladrones, que más de una vez sorprendieron al misionero en su estación robándole hasta los vestidos que llevaba puestos, impidió el avance de con– quista; no pudieron abrir sus catecumenados, tuvieron que dismi– P. Pul¡renclo de Bargota. Cayó rendido. murieron con él sus Ideales; pero para perpetuar sus obras, nuevos abandera- dos de la Crur. penetran en aquellas tienes. nuir el número de niños o niilas recogidas en los orfa– natrofios, y casi nula la edi– ficación de escuelas y resi– dencias que se llevaban al cabo, pues los recursos dis• minuían,y servfan las limos· nas para ayudar a la manu– tención de estos seres des– graciados, por les cuales continuamente repetía el misionero: ¡Acuérdate, Se– ilor, de estas muchedum– bres, que no tienen qué comer! La última calamidad y la primera víctima Estas calamidades poco a poco llegaban a su fin: y las nuevas cosechas iban reme– diando la triste y lúgubre situación en que hablan vi– vido: pero el último descon– suelo de esta cadena no interrumpida de sufrimientos, vino a consti– tuir Ja rápida enfermedad del P. Fulgencio de Bargota, que agota– das sus fuerzas, caía rendido ofrendando su vida por Ja salvación de aquel pueblo, el día 10 de Mayo de 1910. (1) Carta del P. Fulgencio de Bargota en Sifengchen 12 de Octubre de 1929.

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